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Cuándo ya no esté

Cuándo ya no esté

Mystisk

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Capítulo

¿Alguna vez piensas en el día de tu muerte?, ¿en lo que hay más allá del mundo que conocemos?. ¿Alguna vez piensas en lo que pasa con la gente que dejas atrás?, ¿cómo se sobreponen a tu ausencia?, ¿cómo viven día tras día con el dolor?. ¿Alguna vez piensas, que se siente morir?, me refiero a ese instante en el que tu corazón comienza a dejar de latir, ¿qué se siente entonces?, ¿eres consciente de que estás muriendo? Y, si es así, ¿lo aceptas y ya?, o ¿luchas hasta que llega tu último aliento? Quien sabe... Aún hoy, hay una cosa de la que estoy cien por ciento segura. Vivir sin pensar en el día de tu muerte, es la mejor forma de vivir.

Capítulo 1 Capitulo primero

"La vida es eso que pasa mientras estás haciendo planes". Esa siempre fue una de las frases favoritas de mi madre. Y a lo largo de mi vida, sus palabras, siempre llenas de sabiduría, se convirtieron en una gran influencia para mí.

Estamos a mediados de abril y el calor de la primavera se comienza a sentir en la ligera brisa del ambiente, más allá de la ventana y las delgadas cortinas blancas de gasa que ondulan con la voluntad del viento, se pueden ver claramente las flores rosas del árbol de durazno que está plantado frente a la casa, como cada nueva cálida estación se ha llenado por completo de hermosos retoños, pequeñas florecillas de color blanco en las orillas y rosado al centro que dentro de poco se convertirán en dulces y jugosos duraznos. Igual que el viejo manzano, que ahora presume un montón de nacientes frutos verdes que comienzan a tomar forma.

Desde pequeña, siempre me gustaron esos árboles, no solo por los dulces frutos que nos proveían cada año, verlos desde la lejanía cada vez que volvía a casa de la escuela me llenaba de felicidad, a través de ellos podía sentir la seguridad de un abrazo de mi madre, la elocuencia de un consejo de mi padre y las interminables sonrisas de mi hermana pequeña. Esos árboles han sido para mí más que solo un par de plantas viejas, son los custodios de un hogar lleno de felicidad y cariño, son los guardianes de la mayoría de mis recuerdos.

El viejo ventilador de techo hace un extraño ruido al andar, suena como si tuviera una especie de silbato entre sus partes, no es un sonido molesto, tan solo es raro para alguien que como yo tiene demasiado tiempo libre. Mi familia permanece reunida en el comedor, últimamente procuran estar todos en casa para compartir el desayuno y pasar tiempo de calidad juntos. No puedo verlos desde donde me encuentro, pero escucho sus voces tan claramente como si estuvieran sentados junto a mí.

Papá y mamá discuten tranquilamente sobre la lista de pendientes que se acumulan en el negocio de mamá y las clases que mi hermana menor tiene que volver a tomar porque perdió la oportunidad de presentar los últimos exámenes. Son, (supongo) temas triviales dentro de una familia común y corriente, pero nosotros dejamos de ser una familia común, y nuestros temas de conversación cambiaron tan drásticamente, que no puedo más que agradecer ese breve momento en el que la normalidad parece volver a ser parte de nuestras vidas.

Afuera el aire sopla suavemente, mueve las hojas de los árboles y levanta pequeñas cantidades de polvo que tiñen de diferentes matices en tonos sepias, la vista de las montañas que tengo desde mi asiento, el clima seco típico de estas fechas no es de mis favoritos, prefiero la humedad del verano, los días más largos, las noches cálidas, las comidas al aire libre, los paseos de fin de semana, los juegos bajo los aspersores, las tardes en el columpio de la terraza hablando con mamá. Sí, el verano, la época de vacaciones en la que el tiempo parece detenerse solo para darnos la oportunidad de disfrutar del sol y las risas de los niños, siempre será mi época favorita del año.

Sentada en el enorme sofá de tapiz, café y cojines a cuadros; no puedo evitar que los recuerdos de mi infancia me inunden con tal fuerza, que aún puedo degustar el dulce sabor a mango de las paletas heladas que preparaba mamá en verano para nosotras. Recuerdos, eso es todo lo que queda ahora. Un montón de viejos y oxidados recuerdos que se apilan unos contra otros tratando de subsistir en el inmenso pozo de mi lamentable memoria.

A pesar del calor de primavera, la habitación se siente extrañamente fría, una sombra oscura y solitaria comienza a crecer desde debajo de la puerta principal, repta por el suelo con la lentitud de una tortuga. "Es solo una sombra" me digo a mí misma, pero no puedo evitar temerle. Sé lo que su presencia significa y no estoy segura de estar preparada para su llegada, es demasiado pronto.

El ventilador del techo no deja de girar, el aire que esparce por la sala se siente cálido, reconfortante. Estoy realmente cansada, llevo varios días con problemas para dormir y el desayuno parece haberme caído pesado, tengo sueño, mucho sueño. Quiero cerrar los ojos tan solo por un momento, solo por un segundo...

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