icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

La traición del prometido: La venganza de la bailarina

Capítulo 4 

Palabras:1235    |    Actualizado en: 11/11/2025

Torr

esonó en el aire

capar un suspi

los gatos callej

o una mano despectiva ha

rga

en mis palmas, el dolor agudo una bienvenida distracción. La tela de mi pijama estaba rota, y

nté, mi voz inquietantemente tranq

e Diego se

ado con algo cuando te

acificador, se apres

semana! Deberíamos hacerte una fies

cariñoso hermano y novio. Después de que llegó Isabela, mis cumpleaños se convirtieron en una idea de último momento, un pastel compartido después de

as -dije r

prometieron, para mostrar al mundo que

ndo constantemente. Isabela no se veía por ninguna parte, supuestamente "recuperándose" en casa de una amiga. El día

colocando la c

diamantes, llamat

l coche est

o ya pegado a la oreja. Dejó su otro tel

otegido con contraseña. En la pantalla había un chat grupal. El nombre

ando en un restaurante con estrellas Michelin. De compras en Masaryk. Isabela, con un vestido idéntico al que me habían comprado, sostenía un delicad

estido que me habían traído era una imitación barata, un regalo gratuito con la compra de la bou

fono. Lo volví a colocar mecánicamente en la mesita de

vino a ayudarme a

s son demasiado feos para un

ostro una máscar

difícil

. Me pusieron el vestido de tod

go y Carlos estaban pegados al lado de Isabela, su risa tintineando mientras se aferraban a cada una de sus palabras

Un jadeo colectivo recorrió la multitud. Las copas de cristal

ente gritaba y se apres

muy abiertos por el miedo. Por una fracción de segundo, ambo

y condenatorio, se dieron la v

a Is

llevándola, medio arrastrándola hacia la

éndola girar. Caí al suelo, mi cabeza golp

gran sección del techo decorativo se

escuché un grito

Ab

Un último pensamiento inútil para la

o cuando una tonelada de yeso

o de metal estresado. Estaba atrapada, una viga pesada sobre mi

na cortó la oscu

revivientes!

Iluminó a unos metros de distancia, donde Diego y Ca

vez. ¿A quién sacamos primero? La mujer en la silla de ruedas es

Este era el momento

su rostro páli

u voz era fría, dura

a Isabel

ró. Solo miró a I

o. No después de lo qu

e, me había lanzado tras ella sin pensarlo dos veces, sacándola a un lugar seguro mientras un trozo de escombro flotante me abría el brazo. Pero en el caos, todos habían

Se había bañado en su inmere

écada de afecto sesgado, de favoriti

s de una disculpa miserable, a

sellando mi destino

alejaron de mí.

preciosa muñeca de porcelana lejos de los escomb

ificio en ruinas. La viga sobre mi pecho se movió,

luta y final, me t

Obtenga su bonus en la App

Abrir