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La traición del prometido: La venganza de la bailarina

Capítulo 2 

Palabras:1522    |    Actualizado en: 11/11/2025

Torr

lamada con Ciro Campos y coloqué con cuidado el teléfono de nuevo en la mesita de noche, mis movimientos lentos y deli

ma rota y afligida. Cerré los ojos justo

de Carlos era u

sándalo y colonia cara ahora me revolvía el estómago. Me acarició el

s desp

rtar mirarlo, ver la fals

urmuró Diego desde la p

borrón de falsa simpatía. Diego me trajo flores, sus colores vibrantes una burla a mi existencia gris. Carlos me leía mis libros

rganizado un transporte privado, pero los paparazzi esperaban como buitres. Mientras me levantaba con cuid

ó, protegiendo mi cara c

un dolor físic

do, su brazo protector

a casa. Allí

. Casi

un museo de una vida que ya no vivía. Mi madre, una mujer más preocupada por la posición social que por el bienestar de su hi

emos que encontrar una manera

n, sus movimientos practicados y suaves. Me acostó en la ca

oz cargada de emoc

como lluvia sobre una piedra. Estaba entumecida, una versión

ués, Carlos in

a suplicado-. Podemos ir al café j

o por primera vez que me ama

os señalaban. Podía sentir su lástima y su curiosidad morbosa como un toque físico. El su

miraba abiertamente, sus ojos fijos

poniéndose frente a mi silla de ruedas,

dora en su brazo antes de volverse hacia mí, sus ojos suaves

ió, un violento estremecimiento de pura e inalterada rabia y dolor. Lo vieron como un síntoma de mi trauma. No tenían ni i

eran a buscarnos unos cafés, dej

enseguida

de hot dogs, de espaldas a mí. Sus voces eran bajas, p

va de la 'víctima trágica' se está volviendo vieja. Están empezando a hacer pregu

re se m

do? -preguntó Carlos

los chicos del coro de su espectáculo... eran cercanos. Podemos darle un giro. Un romance sórdido. Filtrar algunas fotos retocadas, algunos mensajes de texto fabricados. 'El escándalo sexual secreto de la d

e hubieran roto mi cuerpo. Ahora iban a destruir siste

con las ruedas de mi silla, tratando de girar, de huir. Mis manos

surgiendo a través de mí. La silla se tambaleó hacia adelante, girando de lado, y me c

s estalló

á! -gritó

parpadeando como fuego de ametralladora. Reporteros, sus

to que tenía una aventura

ogas que salió mal

umores de su estilo

piedra arrojada a mi espíritu ya roto. Traté de cubrir

eta de "Team Isabela" rompió el cordón de p

do por el odio-. ¡Intentaste arruinar

exponiendo la piel pálida de mi hombro y la parte superior de mi sostén quirúrgico. La bolsa del catéter, mi vergüenza secreta, fue arrancad

o. La lástima se había ido, reemplazada por la repulsión. Ya no era

re, picando en los rasguños frescos. La sal quemaba, una

Ab

s vengadores. Diego me echó su saco encima, su rostro una máscara de furia justicier

Abril...

protegerme de las miradas indis

mente interpretadas, lo vi. El destello de cálculo en los ojos

algo más" que habían organizado. La fan rabiosa, los reporteros, e

gedia en un titular de tabloide, una sórdida historia con moraleja, para que

suponía que debía protegerme, ahora acunándome

sollozo roto escapando de mis labios. Fu

y dura solidificándose en mi corazón

ah

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