EL PRIVILEGIADO
Car
San Benito,
ostro y de inmediato me saludó, se presentó y me mostró la colección d
a? -Cuestionó este admirado- ¡¿Madre y tú como l
anuela! -Respondió ella de inmediato, creo
uí? -Me preguntó, el
testé cate
. Estoy aclarando algo con mi ahijado, qu
aquí en mi casa, creo que ni en sueño, pensé que te vería en mi casa, ¡
an placer! Conocer al hijo de mi
o con mi madrina aclarando todo. Ella, me contestó que no sabe quién era mi padre
*
la ha tratado bien. Lo único que pude reconocer en ella, fue mis ojos, son exactamente idénticos. Al igua
Esta, casi se desmaya al escuchar mi nombre, por lo que tuve que agarrarla entre mis brazos,
de mi origen y sentí la necesidad de saber ¿a quién le debo agradecer el haber nacid
z apagada, débil, que evidenciaba la
e podido asimilar aún esta noticia. Fue ayer en la tarde,
e? Deseo conocer toda la verdad, ya -solicité con severidad, porque estoy
puedo meter en graves problemas -afirmó
ntaré a nadie! Si es lo que deseas,
ígale a él la verdad. Yo me salgo, para que hab
, al cerciorarse que no había nadie más, pronunció el nombre de un h
-Respondió ella, c
o, el Alcalde de San Benito? -
e si quedaba embarazada, él respondería, pero no
, económico, financiero, político, social, jurídico, en fin
odos esos poderes, aquí? -Co
de cuna y uno de los hombres más pudientes de nuestra región
descubierto, me muriera de la risa. Porque esto significa, que por mis venas
o las verdades que necesitaba conoc
llama mi
e sé. Porque la trabajadora social a quien se lo entregu
o sus apellidos. Vive en Bacatá, Granada ¡por si te inte
*
Esa misma noche, llegué a mi casa, cansado, destruido, razón por la cual, me refugié en mi pi
a de la fama. Conseguí premios internacionales, que me dieron otro estatus a nivel profesional. Mis f
La puse al tanto de todo lo que me pasó y de cómo lo descubrí. Para ella, fue doloroso saber qu
n sincero e inmenso que sientes por mí -me confesó, haciéndome
los diarios salían noticias, anunciando algún romance con alguien del mundo del espectáculo o que se me
amente, cuando nos encontrábamos frente a frente, era cuando se le pasaba el eno
ia madre. Por esto, estaba, dispuesto a esperar que cumpliera los 18 años para poderme casar con
a, diciem
triste. Mi madre, no estaba conmigo porque a raíz de las verdades que descubrí, se enojó conmigo. Nues
embre al Norte, para pasar las Navidades con su familia. De ahí, que aprovechando que no me llamó para fe
sí, que sin tener quien me vigilara o me detuviera, bebí, bailé y me divertí exageradamente. Lo
ical, nos fuimos a una habitación del hotel más cercano, con nuestra respectiva conquista. E
enes ya se iban a retirar del hotel y necesitaban que Verónica bajara. Todas, habían men
Estuve saliendo con ella, por mes y medio, cuando no tenía toque. Obviamente, me cuidé de los pap