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No te esperaba ¿Cómo ser mamá soltera y no morir en el intento?

Capítulo 5 Bye, bye, cuento de hadas

Palabras:2340    |    Actualizado en: 20/03/2023

persona con mejor coordinación cuando atravieso la puerta del edificio. Debo agregar t

ta la puerta de mi hogar, porque, de lo contrario

nar con tacones sobre el piso pulido; así que, con

s ronquidos de Harry, el guardia, dentro de su oficina.

ntido, echo un vistazo a través de las puertas de cristal que conectan con el

star como loca buscando en hospitales o est

ome en una de las vetas grises del mármol mien

ovio haya preferido llegar a encerrarse en el departamento

hacía el interior cuando, por decreto divino (o cómo se

ro q

rente y agu

reacción automática de mi cuerpo es liberar un sudor frío e

inda la escena. Lo primero que identifico es esa maraña

ris

rostro del hombre que ahora está cubierto por

n y tristeza. Mis ojos se llenan de lágrimas enseguida y un

e metal que adornan el recibidor. Es una figura antropomorfa a la que yo siempre le he encontrado parecido con un elefan

a la adrenalina o al alcohol en mi sistema. Con cada paso que doy, la escena se vuelve más clara y mi sangre comienza a hervir. Kristal

jo d

ra un bate de béisbol. Ambos están tan concentra

provocando que este se estrelle en el acto. El estruendo deja un e

a de una fotografía. Los ojos de Kristal están muy abiertos. El horror se refleja cl

, el cabello revuelto y la piel más pálida que la de un mu

e el asiento del copiloto. Y yo comienzo a acertar más golpes contra el parabri

está hecha un ovillo sobre el asiento del copiloto, cubriendo su

nándolo con una fuerza que sé que dejará marca; y tira de él haciéndome chocar contra su pecho,

on unas inmensas ganas de arra

¡¿En serio te atre

entir sus uñas clavándose y retorciendo la chaqueta de cuero. No responde, pero

por él esté momento: Asco —... Eres una porquería, Joan. —Le escupo en la cara, t

ecejo se arruga por una fracción de segundo, sus ojos ahora están más

ula que haya conocido en mi vida —Sonrió con burla cuando mis ojos se posan en su entrep

late!

ntra un ata

, ¡Ya!, ¡Cierra

labios y de paso contra mi nariz,

o con todas mis fuerzas, consiguiendo que me l

agitando la mano y

elirroja, quien ya ha salido del coc

auto —demanda él con

er

to, ya! —vocifera, sin qu

spingo y ensegu

re y me aterra lo que pueda hacerme. Da u

e aseguro que no va a terminar bien para tí —amenazo, m

o, Emilia —dice con segurida

del día siguiente, con mi nombre acompaña

ía capaz

. Continúo hablando para distrae

cidades! ¡Lo acabas de conseguir!... Te dejo el camino libre. ¡Ade

rlona aparece

r que largar de aquí, eres tú —escupe con altivez, haciendo que me detenga —Tal vez sea momento

mpo fui dependiente, en varias situaciones, del hijo de puta que tengo enfrente. Pero si cr

n; a la que, palabras como esas, la destrozarían en

lo que pie

ldito lugar?... Me asquea el simple hecho de pensarlo. Y te equi

ntras comienza a acortar la

or, S

viviendo en el edificio, agrad

ta de emergencia que está a un costado del estacionamiento,

está todo bien? —p

la escultura, que, pese a todos los impactos que recibió esta

cosas más feas, son ta

tal, quien trata de ocultar el rostro;

e tu oficina? —Me apresuro a h

pero asiente y comienza a caminar hacía el interior del ed

concentro en marcar el número de Sophie, mientras por las cámaras

de Sophie con v

h, s

ño silencio antes de que vuelva a hablar —¿De dó

ngo ni idea de qué decir —Disculpa que te moleste..

iero decir, claro que puedes pasar la

ero salir de aquí. Voy a llamar un taxi. Calc

mos para allá —dice, ant

as lloro en silencio.

ado sin hacer ningún com

rubia aparece en el ángulo de la cámara de vigilancia. La veo opr

apresura a empujar la pesada puerta de cris

tra montada en el banquillo, al otro lado del re

recae sobre mí. Seguro apenas estaban entrando a su departamento cuando recibieron mi llamada.

rre hasta donde estoy y me toma d

al que aún traigo la chaqueta puesta, no quiero ni

amago de sonrisa se

ente a Harry, quien no está perdiendo detalle de la conversación. Este se acl

r si necesita algo, señorita Allen —dice a

ias,

ome por los hombros y gui

n silencio detr

e ya no lo siento mío; ya no puedo considerarlo un hogar. Mi estómago se

ando mis ojos se encuentran con la cama; la misma en la que desperté es

haciéndome daño co

por mi garganta. Salgo disparada al baño; me inclino sobre el escusado y dejo qu

artando mi cabello. Y por segunda vez en lo que va d

ento destruída. El idiota de Joan se encargo de acabar con

mientras se encargan de meter mis cosas en maleta

de mi vida hayan terminado r

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