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No te esperaba ¿Cómo ser mamá soltera y no morir en el intento?

Capítulo 4 El amigo de un amigo

Palabras:4408    |    Actualizado en: 20/03/2023

decir a Josh. Me mira por el retrovisor con una

o de hombros. Ni siquiera sé de quién está habland

ear en todo el trayecto, por cierto. Son casi las ocho de la noche y la única noticia que he tenido sobre Joan, ha sid

e que salimos del departamento de los chico

arle su espacio. No quiero asfixiarlo, pero estoy empezando a preocuparme. E

o cuando siento al auto detenerse y me doy cuent

lta dentro de una caja de luces led doradas, que contrasta con la pintura totalmente negr

nos recibe en la entrada y nos entrega las cartas ant

dustrial hasta el tercer piso, donde la vista de la ciudad y

eñido vestido que Soph eligió para mí, asegurándome de no

raza, las cuales están abiertas en ese momento, haciendo que una ligera corriente de aire circule por el espacio. Su

que nos permite apreciar la vista del cielo, que justo ahora está despejado y estrellado.

Y mientras me acomodo al centro de una de las bancas

y los míos brillan cuando escuchamos la frase "Dos por uno en mojit

sotras y una cerveza para Joshua, quién, por

u teléfono en la bolsa delantera de su pantal

aces de llegar hasta aquí solos. —Me

veces… —comenta, con

remos comenzar la fiesta. —Agrega Soph, mientras

antes de alejarse y des

uspiro pesado y se gira a verme, con algo que recon

pregunta. Pero es suficiente

la cabeza, ya que acaba de formarse un nudo en mi gargant

ramente y me da un apretón de

la. Recuerda que las mal

en. Que no está internado en algún hospital o encerrado en

aquello último, presionando su dedo índice contra la mesa —, conozcas al amor de tu vida. Tal vez por eso que los planetas se alinearon para que Joan no estuvier

he formado con una servilleta, la cual queda a escasos centímetros de su mano y provoca que co

rk un tanto sofocado (supongo que por subir corriendo) y sin pensárselo se coloc

que está allá abajo? —susur

ncertada y Sophi

n obviedad —¿Qué no ves?. La egoísta de Emilia decidió excluirnos del resto del

ita de papel que, esta ve

! Déjenme hablar, q

én mierda hab

ame termin

la boca y me inclino sobre la me

sulta que… —Se está

e suele hacer Mark cuando quiere causar “expectativa”. Lo que

r o qué? —Se

ya coge. —Le

ago d

Joshua que lo

quen en una pelea sin sentido —. Concéntrate. —Le pido

que teníamos que desviarnos un momento para pasar a recoger a uno de sus nuevo

de comprender hasta dón

pecho, con dramatismo —. Es un bombón —asegura —. Tiene toda la pint

uejo, con una

s del trabajo para venir y prevenirlas, antes d

se ve interrumpida por el grupo de

abilidad y sencillez. Pese a que su familia posee una buena posición económica,

e el personaje misterioso que tiene a Mark tan alterado. Trato de no prestarle mucha atención porque n

acercado y me recibe con un "Feliz cumpleaño

recorra y salga de la banca y así pueda ponerme e

Emilia —dice mien

as. —S

—comenta, separándose y tomándome de ambas

que se borra en cuanto mis ojos se cruzan con un par de o

rgen de la

n en cada una d

e cara de estúpida en este preciso momento. ¿Y cómo no? Sí, frente a mí

o un par de cosas más, aunque no tengo ni idea

e tengo que enfrentar directamente con el imponente dueño de esos ojos grises. Su estatura me intimida; incluso J

o insign

nariz perfilada, labios… mejor dejo de verlos, cejas gruesas y oscuras al igual que su cabello. Creo q

ro lado, antes de que el m

mpo de visión está totalmen

ier

mira con ojos insistentes y

uerto mis

enorme mano que está e

on la frente ligeramente arrugada. Me observa

que rodea la mía y la hace desaparecer en torno a sus dedos. ¡Wow! s

entro con las líneas de su frente más acentuadas. Me siento estúpida. Sobre todo cu

Y parece que lo hace

a que llegó. Ahora soy yo quien arruga la frente.

onder. Simplemente asiento, doy m

*

í; pero sigue teniendo el entrecejo ligeramente fruncido. Me causa curiosidad el saber si es que no conoce otro tipo

su físico; los tres que en este momento se encuentran en la mesa, son un ejemplo de ello. También está mi hermano y por supuesto Joan, que no se salta ninguno de sus entrenamientos en el gimnasio. Pero me he

solo uno de sus pectorales

ión de Clark Kent. Justo ahora tie

oncentrándome en Soph, que me mira con ojos inquisitiv

en mi mirada. Ella solo sonríe

no me la voy a

onrisa irritante de su cara; pero me contengo. De hac

ellas de cerveza, Soph y yo ya hemos pedido unas ocho promociones de mojitos; así que está de

si me quitarán el filtro de "besa traseros" que habitualmente tengo. Nunca he entendido exact

e cada fibra de mi cuerpo, sin poder evitarlo. Las manos y los labios me cosquillean ansiosos por sentir el roce de la piel y los labio

ier

de frustración br

iago. Sus codos están apoyados sobre la mesa haciendo resaltar sus brazos musculosos y sus manos entrelazadas le cubren de la nariz a la barbilla. Sus oj

ca que me termine el trago antes de lo que había previsto. El sabor no me molesta,

emasiad

tono de voz, sé que está igual de afectado por el al

ldic

se tensa y le lanza una mirada acribilladora a

justo el día de su cumpleaños. Aunque eso sea, exactamente —… Él —Puedo sentir las miradas atentas, a la espera de lo que sea que

estoy segura que sabe, tan bien como Sophie, que algo

pleaños de su novia! —comenta, totalmente ajeno a lo que ha sido mi día; a la sensación tan horrible que he tenido toda la

su novio remilga, pero ya no agrega nada má

n y se apresuran a pedir una ronda más de

alto los ojos grises que vuelv

or la mente d

y la persona más pat

que ya mantienen mis amigos y me echo a reír siguiéndoles la corriente. E

n imb

dad ganándome, no solo su atenci

ndido de que lo haya escuchado y mucho menos arrepentido

ee?! Semejant

llamaste i

ierto. Su mirada viaja entre T

so nadie más

sea ese tal Joan —

rk y Soph. Eder se mantiene en silencio. Mien

. Siento la sangre cali

es Sophie qui

delante, enfrentándolo directamente. Ni siquiera me importa el hecho de que el corto

enen a nulos centímetros de distancia. Está a punto de decir algo, pero lo interrumpo — Tres ma

más grande del mundo, Thiago no es nad

iene Mark —déjalo estar, Emm. Estamos de

digo —le responde sin apa

cho que mascu

Aún no logro descifrar la suya, pero con la mía

hoy me deja muy claro la clase de persona que es. Y no solo a mí; a todo

auténtico tor

ios?... A nadie le interesa lo que piensas.

mil

titud de este tipo o el que todos

uelto el comentario más hiriente que se me ocurre. Quiero ver su rostro

ién llegado compañero no fuera capaz de hacer amigos por su propia

o gemido ahogado p

la se tensa ligeramente. Seguramente está apretando los die

ironía y me descoloca p

e sientes —apunta, poniéndose de pie y tomando su cazadora —.Y entérate, princesa —Pronuncia con con desdén —, yo tam

! —grito

aba de pasar? —dice

invadido por un ambien

a de marchar —, vamos al baño. Necesitas refrescarte —dice tendiendome la mano. Sigo molesta con ella y con todo

dejo guiar por ella. Siento tod

lo? —Escucho preguntar a M

ar mejor si lo dejamo

da si está bien o no ese e

renalina comienza a abandonar mi cuerpo y

lidad del pequeño espacio, las lágr

el comienza a disipar toda esa maraña de sentimientos negativos que me invaden. Sophie

vés del espejo y de inmediato sé que se viene

la puerta y suspira ant

visto explotar de la manera en la que lo hiciste y mira que hemos estado juntas en

lo mismo sobre él? —pregunto

ue la vida ha puesto en mi camino. Y es que, de lo co

puesta es un "Sí". Lo sé porque ella

, que se asoman a través de las sandalia

brazos. Así nos quedamos por unos minutos. Ella no dice nada y se lo

me

gura. Ni sé si todo esto es por Joan,

llozos; me separo de Soph, quien enjuga las

o es Joan… o bueno, no del todo… Estoy… me siento… sensible, molesta… —Son las definiciones más atinadas

regala una pequeña sonrisa, antes d

cosas hoy. Es normal. En algún momento tenías que dejarlo salir —Me consuela —. Además, ahora que

scena horri

una feliz mentira? —Aprieta l

erd

dará guardado en nuestros rec

el rostro con las man

e del grupo o algo —dice para tranquilizarme —. La verdad es que sentí que no estaba enca

a ver. Después de todo, él mismo lo dijo: Somos una bola de aburr

o en la cabeza, ter

de los ojos y Soph me regala un poco de su maqu

a apenas aparecemos en su campo de visión. Ninguno pregunta nada y en verdad lo agradezco. E

te, pero no hay nada que desee más qu

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