Seduciendo a mi enemiga
go de todo el recorrido, recibo agradables gestos de bienv
dita, intransigente, capullo e
ras está bajo mi mando, está bien equivocado. Voy a t
rabia, Victoria. Estás creando
que no
rracional. Nunca había tenido tantas diferencias con alguien y tampoco tantos contratiempos
é no admites lo que en realidad te afecta? Dalton nu
y a punto de casarme, y ese hombre solo ha re
afé, me robaron el aliento cuando se cruzaron con los míos. Él es intenso... en exceso. Intenso y desafiante. No cabe la menor duda de que esos ojos inquisitivos son la fuente de su misteriosa presencia. Es un hombre muy apuesto, eso no lo puedo negar.
ta en lo que e
racias a ese arrogante. Para el momento en que salgo a la calle, Dalton ya se encuentra esperándome fuera de su c
sa, ¿lista
e eso no cabe duda... ¿Cierto? Correspondo a su abrazo con la misma intensi
y profundos como aquellos ojos ma
vive por prestarme toda su atención, hacerme sentir el centro de su universo. Pocas veces discutimos y cuando lo hacemos, es él
letamente se
, y, a pesar de lo comprometido que estamos en un construir un futuro juntos, no he podido acceder a vivir con él. No sé por qué razón, pero muy en mis adentros hay algo que me impide a ha
es la razón por la que
az de dar una respue
o, podemos
o sus labios co
ios al mismo tiempo en que su cara se ilumina con una enorme sonrisa―. Vamos
s días felices y maravillosos que compartí con mis adorados padres. Tengo raíces italianas por parte de mi madre, así que las pasta siempre formó parte de nuestro menú diario. Me encanta y disfruto comi
e iríamos a ese lugar familiar, cálido y acogedor, que tanto amo. Sin embargo, lo único que percibo al mirar hacia la entrada es lujo y exclusividad. No
itido que sea él quien siempre tome las decis
urece los gestos de su cara y sus labios s
adoro a Dalton, pero en ocasiones tiende a ser ex
usión frente a todos. Sus gestos duros desparece
mos del auto y disfr
*
e sentí a gusto en aquel lugar tan lujoso y formal. La pasta ni siquiera estuvo cerca de saber parecida a la que
dejarte solo por tanto tiempo, pero tenemos que preparar un caso nuevo y muy importante ―no entiendo por qué razón no lo mencionó durante el almuerzo y prefirió hacerlo de esta manera tan poco convencional. Como si le diera poca
mpo. Sujeta una de mis manos y la aprieta con cariño al notar que no me ha sentado nada bien e
cuándo l
egunta. Detiene sus pasos y
que quizás solo fue producto de mi imaginación―. Hermosa, no tienes por qué sentirte afligida ―extiende su brazo y acaricia mi mejilla con el dorso de sus dedos―. Ya verás que todo será rápido y t
uesta y no ahon
sé qué me pasa. Quizás se deba a que no estoy
risa, pero sé que estoy
ica en tono comprensivo―, te prometo
cia y todas las cosas que han pasado duran
ué harás todo lo posible po
i lugar de trabajo. Dalton ha sido comprensivo en cuanto a mi actitud y ha tratado por todos los medios de reconfortarme. En cambio, yo no he hecho más que compo
amente se baja del auto para rodearlo y
ayudarte
con sus brazos y pegarme contra su cuerpo antes de que nos fundamos en un intenso be
r sorprendida besándome de manera tan inapropiada frente a mi nuevo trabajo. Con gran bochorno me doy la vuelta y may