Seduciendo a mi enemiga
lidad engaña hasta al más astuto, pero es una
deja perplejo. Sin embargo, lo que me deja con la boca seca en esa actitud desafiante que muestra, es ese par de
ón causa un efecto extraño en mí. En lugar de sentirme enfadado y predispuesto, solo si
qué te refieres ―pregunto có
e. Es emocionante verla furiosa y frustrada. Así que respondo con humor y sa
do en todo momento ―presiona con su uña escarlata sobre mi pecho y ese insignificante toque hace temblar mi cuerpo de pies a cabeza―, rehuyéndome y haciéndome sentir como si fuera la peste ―es una bomba explosiva, con carácter y
o puedo negar que me siento atraído por la entereza que demuestra al
de sustento ―le expreso con prepotencia, aun sabiendo que sus reclamos tienen fundamento―. Mi presencia en esa reunión fue un mero asunto de formalidad derivado de mis obligaciones contractu
e la hace desaparecer de un plumazo. De repente me siento como un miserable bastardo. Sé que me he sobrepasado con esas palabras tan inapropiadas. Intento pedirle disculpas, pero antes de que lo
de su semblante calmado y controlado, todo en ella me recuerda a los eventos que provoca un sunami antes de volver a la costa y arrasar con todo a su paso. Sin embargo, lo que sucede a co
mansa que de la b
hables con propiedad. No sé qué circunstancias te obligan a comportante de esa manera conmigo, pero te aseguro que no estoy d
mordimiento por lo ruin de mi comportamiento, pero hay algo en ella que me hace perder la razón y me impulsa a actuar como
me pertenecía y ahora ¿siento piedad por ella? Estoy actuando como un perfecto idiota, de
daño o hacerte sentir que no eres bienvenida en esta empresa o esperar que fracases en tu gestión ―es la mentira más grande que este planeta, pero ella no tiene por qué saberlo―, lo que hagas o dejes de hacer
sta mujer... ¡Por Dios! No sé qué diablos me está pasan
taba parado frente a mí y bienvenida a la muñeca dia
go, lo acepto y es
jecutiva" ―remarca esas dos palabras con bas
aba de
con paso apresurado dejándome en shock y sin ning
e... gana
*
e puede hablarme de esa manera? ¿Venir a gritarme en mi propia cara que soy su maldit0 subalterno? ―las
ones como muchachito malcriado. Daniel, observa divertido, mientras
te―. Si alguien me hubiera dicho un tiempo atrás que te vería de
cabeza y la apoya sobre estos de forma cómoda en tant
monios te
ón de que no ha escuchado nada de lo que le he dicho
sacarte de tus casillas ―sonríe, como si aquello se tratara de su mejor chiste―. Esta chica le ha dado un gran p
A mí? ¿Acaso se
mi dedo―, que te pusieras del lado del enemigo ―refunfuño molesto, a punto de arrancarme los pelos de la cabeza―. Ahora resulta que te has convertido en un put0 experto en psicología y tienes la respuesta a todos los
Llevo los dedos hasta el puente de mi nariz, como resp
to de borrársela de su estúpida cara―. Jamás te había visto actuar de esta manera, así qu
y salgo de su oficina como perro rabioso y echando espuma p
e cometiendo un acto del que pueda arrepentirme para toda la vida. Le informo a Sara, mi asistente personal, que las dos reuniones pautadas para esta tarde están suspendidas y que las difiera para el día siguiente. Una de ellas e
ambios respectivos. ¿Algún otro asunto de último mo
n esta mujer
ate con Steve e indícale que la maqueta en 3D y los planos de diseño deben estar terminados p
inmediato, s
muerzo para evitar encontrarme con personas no gratas, en especial con el objeto de mi mal humor. Oprimo el botón que me lleva
ntiene tenso todo mi cuerpo. Activo el manos libres y
asualmente estab
rina, te quiero en el apartamento en menos de
testación. Nunca obten