Seduciendo a mi enemiga
oco el juego de llaves en la bandeja dispuesta sobre la mesita ubicada al lado
e disipe. De repente, estoy pensando en lo que sucedió esta mañana. En la mujer de cabellera dorada y de cuerpo escu
ué ni en mi propia casa vo
no con algunos cubos de hielo. Destapo la botella de whisky y lo lleno hasta rebosar. Cojo el vaso de la mesa, camino hacia el balcón y me detengo frente a la baranda. Desde aquí puedo admirar la preciosa vista de la ciudad. Lle
ras dejo fluir mis pensamientos. Su imagen se filtra una vez más dentro de mis pensamientos. Esta vez la ima
! ¿Qué
que se atrevió a enfrentarme me dejó sorprendido. No puedo negar que la muy bruja tiene maravillosos enca
en la mesa central y me dirijo hacia la puerta. Mis energías están renovadas, así que, agradezco la nueva distracción. Ahora solo quiero pasarla bien y olvidarme de todos los ma
ada ropa puest
mientras suelta el nudo de la cinta que sujeta la ga
a es lo que no
ediar palabras la tomo de la cin
ropa para lo que tengo
a horcajadas sobre mis caderas y la
estas algo ans
acomodo entre ellas y empujo mi miembro erecto contra su centro caliente para que sienta lo ansioso que estoy. Por Dios, esto era todo lo que necesitaba. Gime y deja caer su cabeza hacia atrás cuando presiono
avor,
Cá
su pezón mientras la siento temblar entre mis brazos. La sostengo con mis caderas y elevo una de mis manos para colar mis dedos a través de
hundirme en ese
con voz
arme, Ethan? Por favor, no me h
sala. La tiro de espalda sobre el sillón y me encajo entre sus piernas. No pienso de
mismo tiempo en que devoro su boca. Ella se retuerce de impaciencia y pide por más. Deslizo el dedo medio en su canal resbaloso y húmedo, moviéndolo de arriba abajo has
ecesita. Está mojada y lista para ser follada. Llevo un dedo a su interior, lo retiro y vuelvo a introdu
. hazlo de un
gundo dedo mientras localizo ese punto mágico que la hará explotar, sin dejar de frotar su clítoris con el pulgar. Sigo moviendo los dedos en su interior, intensificando el ritmo, sin parar ni un solo segundo. Empuja de nuevo sus cader
hupar sus jugos impregnados en ellos. Gruño como un animal, desesperado por el momento en que por fin pueda hundirme dentro de ella. Aprovecho la oportunidad para sacar la cartera de mi bolsillo trasero y
eléfono y termines con ese asunto, par
tarme en este preciso momento. Subo la cremallera de mi pantalón y con largas zancadas me dirijo hasta
Dig
so por la i
―explica angustiada―. Sé que pidió no ser moles
ejo con
nces... ―el tono de mi voz comienza a elevarse―. ¿Por qué demon
on frus
señor, pe..
pero que tengas una buena ex
mino con
a señorita Kent, me ha indicado que ella exigió su presencia
había recuperado minutos antes se
ho? ―repito co
esencia esta tarde en su oficina y
ir de la rabia―. ¿Qué habrá consecu
, s
acabar con mi paciencia. Pero esta si es que no
palabra más. Estoy hecho una furia, ¿cóm
on lo que habíamos comenzado
tenta abrazarme, per
e ahora mismo ―le
oto de la furia. Se queda mirándome impresionada, jam
me vaya, no tienes por qué
proceder y me d
cerco y la beso en los labios―. Te llamaré en cuanto re
de ocultar su decepción. Recoge e
rando tu lla
alejarse y abando
erme la americana y la corbata con gestos bruscos y violentos. Agarro las llaves
oner a esa jodida i