El Cachorro del Dios del Hielo
conmigo hasta la mue
eguir
ja mayor en la mansión de veraneo que poseían frente a las playas de Chichiriviche en el estado Falcón de Venezuela. Para esta familia de prof
e lo más rápido posible, se dirigió al jardín frondoso de la mansión, tan bien cuidado por los trabajado
do, ni siquiera había besado a nadie aún pero cada vez más se imaginaba en los brazos de Ped
bre el banco de piedra y observó que la chica estaba de espaldas al horizonte pegada a la barandilla del balcón, mientras un hombre bastante alto le alzaba el vestido, se agachaba y se p
nto que se cayó sobre los rosales que tenía en la espalda. La chica se asustó con el ruido y salió corriendo dejando a su amante agachado en la osc
as brillando de ira en medio de la noche, se desesperó cuando vio que el hombre se movió fuera de su ran
mo él sabía estaba vacío, todos estaban en el salón del segundo piso celebrando, respirando más tranquilamente comenzó el ascenso por l
ás impactantes, sobre todo porque estaban rodeados por unas pestañas negras, largas y rizadas, coronados por unas cejas grandes, pobladas. El rostro del ho
os metros de alto, espalda ancha, cintura pequeña, piernas largas y brazos fuertes. De inme
ombre con una voz juvenil pero a
ía, él también tenía fuerza, practicaba deporte desde pequeño y ahora con su casi met
dolo con su peso contra el pasamanos de la escalera- no puedes de
esto, ese hombre lo estaba aprisionando con toda su
chico fue tomado por sorpresa, no estaba seguro de lo que estaba pasando, dejó su lengua quieta allí, torpe en medio del torbellino que ese hombre desatab
risa se dibujó en los labios del hombre mientras comenzaba a subir la
vez, su corazón latía rápidamente, la erección no le bajaba y su boca estaba flotando en el paraíso, cada papil
rse relajado pero su mirada se perdía en la multitud buscando a ese hombre que había roba
ue deseaban ser socios de su compañía, él sabía que tanta atención ponía a su padre de un humor extraño por
mencionó mientras se los presentaba, era sin duda un montón de apellidos difíciles de herederos de familias que ya no figurarí
detrás de él- llegas a tiempo para conocer a mi último hijo, Ca
oír, a centímetros de él y saludando a su padre estaba el demonio de
lexandre dándole la mano al chico- soy Alexa