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Capítulo 8
¡Serás legalmente mi esposa!
Palabras:1186    |    Actualizado en:27/12/2022

Silvia, se sintió conmovida por la ternura de estos dos niños, pero también sorprendida, ante la petición que le hicieron, quería un hermanito, y probablemente, si se acostaba con este hombre, vendría uno, aunque ella tendría mucho cuidado de no embarazarse de un hombre a quien no amaba.

Era demasiado hermoso tener a éstos dos ángeles tan tiernos, como sus hijos, ellos habían estado tanto tiempo sin ver a su madre, que ahora que la tenían a ella, no querían dejarla escapar.

No importaba lo que sucediera entre Hafid y ella, nunca abandonaría a estos niños, mientras no pudieran comprender que ella, no los había tenido nunca en su vientre.

Silvia los abrazó con ternura, y los llevó hasta el salón de juegos, ellos que ya habían visto el vestido blanco, sobre la cama, le preguntaron.

—Mamá, ¿no te gusta el vestido que te regaló papá?— preguntó Amira.

— ¿Porque piensas eso?— dijo Silvia— además, ¿de qué vestido estás hablando?

— Del que estaba sobre la cama— dijo Farid— ¡Es hermoso mamá! ¿porque no te gusta?

— El vestido, que está sobre la cama, es para usarlo en una fiesta que tendremos papá y yo mañana,— dijo Sylvia— y claro que me gusta, y me gusta mucho.

— Nosotros pensábamos, que estaban peleando, porque no te gustaba ese vestido— dijo Amira.

— ¡Nosotros también iremos a esa fiesta!— dijo Farid.

— ¡Sí mamá!— dijo Amira— nosotros también tenemos ropa nueva para ir a la fiesta; ¿quieres verla?

Y uniendo, la acción a la palabra tomaron a Sylvia por una mano y la llevaron hasta sus habitaciones, les mostraron los hermosos trajes que usarán en la supuesta fiesta.

— ¿Cuándo les compraron está ropa tan hermosa?—preguntó Silvia.

— Antes que llegarás— dijo Amira— papá nos dijo: "Mamá está por llegar y tendremos una fiesta, para celebrar y fue nos llevó a comprar esta ropa.

—¡Se verán muy hermosos!— dijo Sylvia— más de lo que ya son, mis niños bellos.

Ella se sentía totalmente enamorada, de estos niños; pensó: "Así que Hafid, tenía plena confianza de que encontraría, una madre para sus hijos y una esposa para él; Silvia no entendía qué historia había vivido este hombre, que tenía un carácter de los mil demonios, pero estaba muy equivocado, si creía que la iba a someter como una esclava.

Hafid, estuvo reunido con sus socios por más de dos horas después que había discutido con Silvia, ella lo esperó pacientemente, porque necesitaba hablar seriamente con él.

A la una de la tarde, se reunieron todos en el comedor, era la hora del almuerzo, aparte de Hafid habían otros cuatro hombres más, quiénes se sentaron a la mesa, ya Silvia y los niños estaban allí.

Hafid entró con sus aires de hombre importante, tenía una figura imponente, de ojos profundamente oscuros, labios en un rictus de amargura, se volteo y miró a Sylvia y dijo:

— ¡Caballeros, tengo el gusto de presentarles a mi esposa y la madre de mis hijos— dijo Hafid señalando a Sylvia— está inclinó la cabeza en señal de cortesía, con el rostro duro y la mirada fría

Todos inclinaron la cabeza, Hafid sonrió con ironía al ver el rostro duro de Silvia, las empleadas empezaron a servir y todos comieron en silencio, aun los niños estaban muy quietos, mientras Sylvia les ayudaba con sus alimentos.

Hafid, era un hombre que viajaba por el mundo, y Silvia no conocía mucho de él, solo sabía que, después de la boda volverían a Estados Unidos, ella nunca me había viajado, o mejor dicho, solo conocía el orfanato en un pequeño condado de Inglaterra.

Hafid, siempre viajaba con su servidumbre a todos lados, tenía casas en cualquier lugar donde llegaba, las cuales las ocupaba, y una vez que partía erán cerradas, solo eran atendidas por una pareja de esposos, que se ocupaban de mantener la pulcra y habitable.

Nunca él decía cuando iba a llegar, por eso, los que trabajaban para él, eran personas muy confiables, además de responsables; en Estados Unidos, vivían los padres de hafid en el estado de Illinois, allí estaba la casa donde había nacido.

Silvia al viajar, conocería a la madre y hermana de él, ellos sabían obviamente que Sylvia, no era la madre biológica de los niños, la palabra de Hafid era ley, y lo que él decía, se debía cumplir contra viento y marea.

Silvia, mientras más lo pensaba, menos le gustaba la idea de ser la esposa de este hombre tan imponente; sentía temor y a la vez le hervía la sangre, nunca había detestado a alguien tanto en su vida.

Después, de despedir a los caballeros, Sylvia fue a llevar a dormir a los niños, siempre tomaban una siesta, de una hora diariamente para descansar, después de acostarlos, le dio un beso a cada uno y se volvió a la habitación.

Al entrar, allí estaba Hafid, sentado esperando a que ella entrara.

— Te estaba esperando— dijo él— me mordiste fuertemente.

— Y tú, me apretaste fuertemente mis brazos— se quejó Silvia.

—Nunca suelo pedía disculpas— dijo Hafid, pero quiero hacer una excepción hoy, te pido disculpas, por mi brutalidad.

Silvia lo miró unos instantes y después dijo:

— Acepto tus disculpas Hafid— la voz de ella sonó sincera— cuando toqué a tu puerta, necesitaba aclarar ciertos puntos.

—¿Sobre qué?— preguntó Hafid.

— Primero, quiero decir que los niños escucharon nuestra discusión— dijo Sylvia— no me gustaría andar de las gradas contigo, por el bien de los niños llevemos la fiesta en paz.

— Tienes razón— dijo Hafid— no quiero ser un mal ejemplo para ellos.

— Te ven como un hombre enojado— dijo Sylvia.

— Hablaré con ellos— prometió Hafid— ¿De que querías hablar?

— Sobre la supuesta boda— dijo Silvia.

— No es una supuesta boda, Silvia será real—dijo Hafid.

— ¿Por qué tiene que ser real? Todos creen lo que tú dices— dijo Sylvia— sí dices a todos que estamos casados, todos te creerán.

— Pretendes que engaña a mis hijos Sylvia— dijo Hafid.

— ¿Acaso, ya no los estás engañando al decirles que soy su madre? ¿Qué diferencia hay, entre eso y ésto?— dijo Sylvia.

— Hay una razón muy simple—dijo Hafid— en algún momento, mis hijos crecerán y se enteraran de la verdad sobre su madre, nunca falta un imprudente.

—Te escucho—dijo Silvia.

— La madre de los niños, falleció cuando ellos eran unos bebés de un año, por lo tanto, no la recuerdan — explicó Hafid— ellos tienen una familia materna.

—Sigo sin entender— dijo Sylvia.

— Desde que murió la madre de ellos, no he vuelto a Estados Unidos— dijo Hafid— para ellos, tú estás conmigo desde que quedé viudo, has criado a los niños, eres su madre, aunque no los llevaste en tu vientre.

— Aún así, puedes decir que estamos casados y te creerán— dijo Sylvia.

— Si tienes razón, pero no me siento tan bien al engañar a los niños con lo de que eres su madre— dijo Hafid— me gustaría que éste matrimonio sea real, por eso Sylvia Smith, es lo que quiero, que seas legalmente mi esposa.

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1 Capítulo 1 Una triste historia2 Capítulo 2 Mis días en el orfanato, terminaron3 Capítulo 3 Sylvia, conoce a su jefe4 Capítulo 4 Sylvia, conoce a sus hijos... 5 Capítulo 5 Mamá, yano se irá6 Capítulo 6 Esto no es un sueño, es tu realidad7 Capítulo 7 Un encuentro de fuerzas... Un deseo tierno. 8 Capítulo 8 ¡Serás legalmente mi esposa! 9 Capítulo 9 Les presento a Sylvia... 10 Capítulo 10 Después de la fiesta... 11 Capítulo 11 Conociendo a la familia de Hafid. 12 Capítulo 12 ¿Puedes ayudarme a olvidar 13 Capítulo 13 Ahora, entiendo tu amargura14 Capítulo 14 Confidencias de un borracho... 15 Capítulo 15 ¿Esta será tú vida, ahora 16 Capítulo 16 Una vida de desastre... 17 Capítulo 17 Extraño sentimiento... 18 Capítulo 18 Por lo menos, razones... 19 Capítulo 19 Aparecen, los abuelos maternos20 Capítulo 20 La inteligencia de Amira y Farid... 21 Capítulo 21 Las cartas sobre la mesa... 22 Capítulo 22 ¡Por fin llegan los abuelos! 23 Capítulo 23 La vida no es tan complicada. 24 Capítulo 24 Celebrando, como siempre soñe. 25 Capítulo 25 Navidad y hospital... 26 Capítulo 26 La buena influencia de Sylvia... 27 Capítulo 27 Preparando el fin de año... 28 Capítulo 28 ¿Que había sucedido 29 Capítulo 29 Una prima nos visita. 30 Capítulo 30 Deborah, se las trae... 31 Capítulo 31 Advertencias y preguntas... 32 Capítulo 32 Hasta que apareció la Mancha... 33 Capítulo 33 ¡No te quiero más en casa! 34 Capítulo 34 ¿Hasta cuando viajamos 35 Capítulo 35 Una falsa alarma... 36 Capítulo 36 Y ahora, ¿Que sucedió contigo 37 Capítulo 37 Buscando respuesta... 38 Capítulo 38 Conversación y viaje... 39 Capítulo 39 Conversando con mi suegra40 Capítulo 40 He tomado mi decisión... 41 Capítulo 41 Ahora dormirás sola42 Capítulo 42 Un evento social... 43 Capítulo 43 No soy Rachel, querida... 44 Capítulo 44 Necesito ayuda... 45 Capítulo 45 Estoy enamorado de la madre de mis hijos. 46 Capítulo 46 Me complace conversar contigo... 47 Capítulo 47 Los sentimientos de culpa, me ahogan...48 Capítulo 48 Hablemos sin careta. 49 Capítulo 49 Ojalá fueras la madre biológica... 50 Capítulo 50 El amor al dinero, es más fuerte que el amor a la familia. 51 Capítulo 51 Te olvide... Te amo52 Capítulo 52 Una visita inesperada... 53 Capítulo 53 Contratiempos... 54 Capítulo 54 ¿Qué le sucede a éste hombre 55 Capítulo 55 Un milagro... A medias56 Capítulo 56 Estoy libre... 57 Capítulo 57 Tendrás problemas... 58 Capítulo 58 Quiero estar en casa. 59 Capítulo 59 Manipulación y mentiras... 60 Capítulo 60 ¡Ya dejen de mentir! 61 Capítulo 61 ¿Cuándo olvidé a Rachel 62 Capítulo 62 Tina McCarty... Estoy curado. 63 Capítulo 63 Lazos de Amistad... 64 Capítulo 64 Quiero conocer de tí... 65 Capítulo 65 He estado ciego, dame la oportunidad de amarte. 66 Capítulo 66 Una celebración de amor... 67 Capítulo 67 Renovando votos. 68 Capítulo 68 Graduación... 69 Capítulo 69 ¡Ups! Sembrando Cizaña. 70 Capítulo 70 Confianza... 71 Capítulo 71 Un nuevo hijo... 72 Capítulo 72 Lo importante es, que ahora se mi orígen. 73 Capítulo 73 Un sueño cumplido... 74 Capítulo 74 Llegó el bebe75 Capítulo 75 Vacaciones.. Información importante. 76 Capítulo 76 Los amo con todo mi corazón... 77 Capítulo 77 Reaparición de Deborah... 78 Capítulo 78 Queremos la verdad... 79 Capítulo 79 Las cosas... Como son. 80 Capítulo 80 Una madre para mis hijos, una esposa para mí.