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Capítulo 7
Un encuentro de fuerzas... Un deseo tierno.
Palabras:1165    |    Actualizado en:27/12/2022

Sylvia, miro el hermoso vestido que había llegado ese día a casa, era realmente muy lindo, de color blanco marfil, lo miró detenidamente y se dijo: "Si te casaras al día siguiente, todo era real, uniría su vida con este desconocido, pero ¿Realmente era necesario, éste paso del matrimonio?

Él se encontraba en el estudio, reunido con otros socios, pero ella necesitaba aclarar, ciertos asuntos con Hafid urgente, así que se dirigió hasta el estudio y tocó firmemente la puerta, del otro lado escuchó la voz áspera de Él respondiendo:

— ¡Espero que sea urgente porque estoy bastante ocupado, pase quien sea!

— dijo Hafid.

Ella abrió la puerta y con mucha seguridad, asomó su roja cabeza diciendo:

— Lamento la interrupción Hafid, pero necesito hablar algunos asuntos contigo— dijo Sylvia.

— ¡Caballeros, esperen un momento por favor, mi querida mujercita me requiere— dijo Hafid con ironía.

Salieron afuera y él la tomó por el brazo ala altura del codo y la llevó prácticamente a empujones hasta la habitación.

—¡Oye, qué te pasa? ¡Me estás lastimando!—se quejó Sylvia— ¡No seas bruto!

— ¡Que sea la última vez que me interrumpes en una reunión, mujercita!— grito Hafid.

— ¡Suéltame!— gritó Sylvia— ¡Eres un bruto! lanzó una bofetada y él tomó la mano de ella en el aire y la atrajo con fuerzas hasta el cuerpo de él.

—¡Suéltame Hafid!—grito ella.

—¡No vuelvas a alzarme la mano! —exclamó él.

—¡Y tú, no vuelvas a tratarme como a un animal— dijo Sylvia furiosa— lo mejor es regresar a mi vida de antes, así no puedo aceptar ningún trato conmigo.

—¿Así no puedes qué?— preguntó exigente Hafid, mirándola con ojos peligrosos— te recuerdo que ya firmaste un trato conmigo.

—¡Tú, no sabes tratar a una mujer!— dijo Sylvia— terminemos cualquier trato, ya no deseo estar acá contigo.

Sylvia intentó salir, y Hafid la atrajo nuevamente por el brazo y dijo:

—¡Tú, de aquí no te mueves, no vas a salir!— gritó Hafid— ¡Eres la madre de mis hijos y serás mi esposa mañana; ¿entendiste?

— ¡No haré nada de lo que me dices, no soy tu esclava, solo soy una empleada y tengo derecho a renunciar!— dijo Silvia.

— ¡Considérate secuestrada Silvia Smith! ,— dijo Hafid con voz cortante como una espada—de aquí no saldrás por nada del mundo, ya firmaste el contrato y mañana serás mi esposa.

—¡Ya no quiero ser tu esposa! — dijo Silvia— solo seré la niñera de tus hijos.

¡Ya no juegues conmigo muchachita!— dijo Hafid— mi paciencia tiene un límite.

La voz de él sonaba peligrosa, pero Sylvia no le tenía miedo, al contrario se sentía alterada cuando el la provocaba.

—¡Y la mía también! —dijo Sylvia— ¡Si sigue tratándome como a un animal, le juro que le diré a sus hijos, que yo no soy su madre, que tú eres un mentiroso!

— ¡No te atrevas amenazarme con eso— gritó Hafid— estás abusando de tu suerte

— Ya tú abusaste de la tuya, Hafid Aziz, gritó Silvia— ¡Yo no tengo la culpa de que odies a las mujeres, déjame en paz!

Sylvia nuevamente intentó salir, esta vez Hafid, la tomó por la cintura y la apretó en un abrazo salvaje, besándola sin que ella lo esperara.

Sylvia por un momento se paralizó, pero al darse cuenta de lo que estaba

hacíendo Hafid lo mordió en los labios y él la soltó exclamando:

— ¿Te has vuelto loca? ¡Me rompiste los labios y me sacaste sangre!— dijo Hafid.

—¡No vuelvas a besarme!— gritó Sylvia con el rostro y los ojos encendidos.

— ¡Eres brava muchachita, toda una fiera!— dijo Hafid— ¡Eso me gusta, me estimula mis ganas de hombre!

Sylvia al escuchar el tono peligroso de la voz de Hafid retrocedió y dijo:

—¡No pienso casarme contigo!— la voz de Sylvia, sonó desafiante.

— ¡Es mejor, que te quedes tranquila y te resignas a tu suerte—dijo Hafid con voz tranquila, pero amenazante— mañana no solo serás mi esposa, sino que también serás mi mujer.

Sylvia se irguió y lo azul de sus ojos brilló con furia.

—¡Eso, no fue lo que me dijiste cuando me contrataste—dijo Sylvia— ¡Escuché muy bien, cuando dijiste, que no me tocarías, que tenías mujeres de verdad, para complacerte!

Hafid alzó la comisura de sus labios en una turbia sonrisa y dijo:

— ¡Cambié de parecer, ahora quiero ver qué tan salvaje eres en la cama, Silvia Smith!

— ¡Eres un bastardo!—gritó Sylvia fuera de si— ¡Un maldito bastardo!

— ¡Lo sé, sé como soy!— dijo Hafid— por eso, no te escaparas de mi, muchachita rebelde.

Hafid salió de la habitación dando un portazo, y nuevamente se encerró en el estudio, con los caballeros que eran sus socios, dejando a Sylvia llena de ansiedad, mientras ella, se preguntaba ¿En qué momento se había convertido, en enemiga de este hombre?

Era solo un amargado, de mal carácter, ella no quería ser la mujer de este hombre, lo detestaba con toda su alma, mucho menos querer acostarse con él, no lo amaba, solo le inspiraba desprecio.

Sintió como las lágrimas se deslizaban por sus mejillas quemando su rostro, prefería morir de hambre, dormir en la calle que ser la mujer de Hafid Aziz.

De repente, sintió unos golpes leves en la puerta, salió y al abrir, allí estaban Farid y Amira, sus dos pequeños ángeles, que la miraban con ojos llenos de angustia.

— ¡Hola! ¿Que necesitan?— preguntó Sylvia con ternura.

— !Mamá, ¿estabas peleando con papá? — preguntó Amira.

— ¡No, mi amor!— dijo Sylvia— ¿Quien te dijo que estábamos peleando?

Ellos la miraron con ojos llenos de inteligencia.

— ¡Mami, Farid y yo sabemos, que andabas siempre viajando, para no pelear con mi papá— dijo Amira.

Esta vez fue Farid, quien había estado callado.

— ¡Si, viajabas, para no pelear con papá, él siempre está enojado, y con el rostro serio! — dijo Farid— escuchamos los gritos, mamá.

Sylvia se agachó para quedar a la altura de ellos y dijo:

— ¡Escuchen bien mis tesoros hermosos, tu papá y yo puede que tengamos diferencias, pero yo ya no me iré,— la voz de Sylvia se quebró un poco— ¡Estaré con ustedes siempre, se los prometo!

Ellos la abrazaron fuerte.

— ¡Está bien mami, pero Farid y yo decidimos— dijo Amira— que si deseas irte de nuevo, nosotros nos iremos contigo!

— ¡Ay mi princesa bella!— exclamó Sylvia— y mi príncipe hermoso, ustedes son muy tiernos y solidarios con mami, pero papá, los ama muchísimo al igual que yo, y él y yo estaremos juntos siempre, se los prometo.

— ¡No queremos que te pelees con papá— dijo Amira— no te vayas de nuevo mamita!

— ¡Amira, ya mamá prometió que no se iría y yo le creo— dijo Farid— ella ya no se irá; ¿verdad mamita?

— Así es mis amores, mamá vino para quedarse con ustedes y estar juntos los cuatro para siempre— dijo Sylvia.

— !Mami! — ¿Podrias traer un hermanito para nosotros?— preguntó Amira con entusiasmo.

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1 Capítulo 1 Una triste historia2 Capítulo 2 Mis días en el orfanato, terminaron3 Capítulo 3 Sylvia, conoce a su jefe4 Capítulo 4 Sylvia, conoce a sus hijos... 5 Capítulo 5 Mamá, yano se irá6 Capítulo 6 Esto no es un sueño, es tu realidad7 Capítulo 7 Un encuentro de fuerzas... Un deseo tierno. 8 Capítulo 8 ¡Serás legalmente mi esposa! 9 Capítulo 9 Les presento a Sylvia... 10 Capítulo 10 Después de la fiesta... 11 Capítulo 11 Conociendo a la familia de Hafid. 12 Capítulo 12 ¿Puedes ayudarme a olvidar 13 Capítulo 13 Ahora, entiendo tu amargura14 Capítulo 14 Confidencias de un borracho... 15 Capítulo 15 ¿Esta será tú vida, ahora 16 Capítulo 16 Una vida de desastre... 17 Capítulo 17 Extraño sentimiento... 18 Capítulo 18 Por lo menos, razones... 19 Capítulo 19 Aparecen, los abuelos maternos20 Capítulo 20 La inteligencia de Amira y Farid... 21 Capítulo 21 Las cartas sobre la mesa... 22 Capítulo 22 ¡Por fin llegan los abuelos! 23 Capítulo 23 La vida no es tan complicada. 24 Capítulo 24 Celebrando, como siempre soñe. 25 Capítulo 25 Navidad y hospital... 26 Capítulo 26 La buena influencia de Sylvia... 27 Capítulo 27 Preparando el fin de año... 28 Capítulo 28 ¿Que había sucedido 29 Capítulo 29 Una prima nos visita. 30 Capítulo 30 Deborah, se las trae... 31 Capítulo 31 Advertencias y preguntas... 32 Capítulo 32 Hasta que apareció la Mancha... 33 Capítulo 33 ¡No te quiero más en casa! 34 Capítulo 34 ¿Hasta cuando viajamos 35 Capítulo 35 Una falsa alarma... 36 Capítulo 36 Y ahora, ¿Que sucedió contigo 37 Capítulo 37 Buscando respuesta... 38 Capítulo 38 Conversación y viaje... 39 Capítulo 39 Conversando con mi suegra40 Capítulo 40 He tomado mi decisión... 41 Capítulo 41 Ahora dormirás sola42 Capítulo 42 Un evento social... 43 Capítulo 43 No soy Rachel, querida... 44 Capítulo 44 Necesito ayuda... 45 Capítulo 45 Estoy enamorado de la madre de mis hijos. 46 Capítulo 46 Me complace conversar contigo... 47 Capítulo 47 Los sentimientos de culpa, me ahogan...48 Capítulo 48 Hablemos sin careta. 49 Capítulo 49 Ojalá fueras la madre biológica... 50 Capítulo 50 El amor al dinero, es más fuerte que el amor a la familia. 51 Capítulo 51 Te olvide... Te amo52 Capítulo 52 Una visita inesperada... 53 Capítulo 53 Contratiempos... 54 Capítulo 54 ¿Qué le sucede a éste hombre 55 Capítulo 55 Un milagro... A medias56 Capítulo 56 Estoy libre... 57 Capítulo 57 Tendrás problemas... 58 Capítulo 58 Quiero estar en casa. 59 Capítulo 59 Manipulación y mentiras... 60 Capítulo 60 ¡Ya dejen de mentir! 61 Capítulo 61 ¿Cuándo olvidé a Rachel 62 Capítulo 62 Tina McCarty... Estoy curado. 63 Capítulo 63 Lazos de Amistad... 64 Capítulo 64 Quiero conocer de tí... 65 Capítulo 65 He estado ciego, dame la oportunidad de amarte. 66 Capítulo 66 Una celebración de amor... 67 Capítulo 67 Renovando votos. 68 Capítulo 68 Graduación... 69 Capítulo 69 ¡Ups! Sembrando Cizaña. 70 Capítulo 70 Confianza... 71 Capítulo 71 Un nuevo hijo... 72 Capítulo 72 Lo importante es, que ahora se mi orígen. 73 Capítulo 73 Un sueño cumplido... 74 Capítulo 74 Llegó el bebe75 Capítulo 75 Vacaciones.. Información importante. 76 Capítulo 76 Los amo con todo mi corazón... 77 Capítulo 77 Reaparición de Deborah... 78 Capítulo 78 Queremos la verdad... 79 Capítulo 79 Las cosas... Como son. 80 Capítulo 80 Una madre para mis hijos, una esposa para mí.