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Capítulo 10
Después de la fiesta...
Palabras:1172    |    Actualizado en:27/12/2022

Todos los invitados se acercaron a felicitar a la esposa de Hafid, los deseos de mucha felicidad no faltaron y las mujeres deseaban hacer amistad con Sylvia, quien era muy observadora, aunque algo tímida, pero sí muy prudente.

Los niños se movían alrededor de ella como satélites, estaban felices de tenerla en casa y se lo hacían saber a cada momento.

— ¡Mami estás muy linda— dijo Farid.

—¡ Gracias mi niño hermoso, Tú también eres bello! — dijo Silvia.

— La señora que está allá— dijo Amira señalando con el dedo— dice que tengo pecas como tú.

— ¡Que linda! No debes señalar con el dedo, es inapropiado;— dijo Sylvia—¿el tener pecas como yo, te gusta o te enoja?

— Está bien mamá, me gusta mucho— dijo la niña— me encanta que me parezca a ti.

— Me gusta tener una mamá tan linda dijo Farid— cuando vaya a la escuela, les mostraré a mis amigos que mi mamá es la más hermosa del mundo.

— Yo también iré a la escuela— dijo la niña— y tendré muchos amigos, también le diré que tengo una mamá muy bella.

— Así será, mis tesoros hermosos— dijo Sylvia.

— Mamá, nunca había visto que mi papá te diera un beso— dijo Amira.

— ¿Te sorprendió?— preguntó Sylvia.

— Sí, pero se vio tan lindo— dijo la niña.

— Bueno, eso es porque papá y mamá desean, que sus niños estén muy contentos— dijo Sylvia.

En ese momento vieron llegar a su padre quién tomó a Silvia por la cintura y dijo a los invitados:

— ¡Vamos a pasar al comedor para servir la cena! —dijo Hafid.

— Agarraré a mamá de la mano papá— dijo Farid.

Amira se puso del lado de su papá y tomó la mano de él, Farid tomó la mano de Silvia, y Amira la de su papá y así caminaron hacia el comedor.

— Papá estoy muy feliz de tener a un papá y una mamá que se aman—dijo Amira.

— Sí papá, yo también estoy feliz de tenerte a ti y a mi mamá—dijo Farid.

Hafid, tomó las manos de sus niños las junto y se las besó y luego tomó la mano de Silvia y también depositó un beso suave en la mano de ella.

— Quiero que sepan que así será siempre, mamá y yo los amamos, y somos una familia feliz— dijo Hafid.

— Sí papá y mamá, siempre se amarán, y nos cuidarán— dijeron los niños.

Todos se sentaron a la mesa a disfrutar de la cena nada en honor a Silvia, después de compartir ese momento, todos volvieron a sus hogares; ese día había sido algo agotador para todos, ya al día siguiente deberían viajar y ya necesitaban descansar.

Hafid y Sylvia llevaron a los niños a dormir, estaban también cansados, apenas ella, empezó a cantarles una canción que aprendió en el orfanato, empezaron a cerrar sus párpados se y quedaron dormidos; era un arrullo muy lindo y la voz de Sylvia era hermosa, había logrado su objetivo.

Al terminar de dormir, los dos salieron hasta la habitación de ellos y Hafid dijo:

— Tienes una voz muy hermosa, Sylvia.

— Gracias— dijo ella— me gusta cantarle a los niños.

— Están fascinados contigo— dijo él—

no me arrepiento de haberte elegido para que me ayudes a criar a mis hijos, confío en que estarán en la mejores manos.

Esta noche se durmieron muy tarde, ya a la mañana siguiente, tenían todo listo para iniciar el viaje hacia América del Norte, Sylvia, sentía una sensación de mareo al saber, que estaría fuera de lo que ella consideraba su territorio.

Todo iba bien hasta el momento de subir al gran avión, propiedad de Hafid, allí viajaron todos, aún los empleados con la familia; a las 11 de la noche estuvieron llegando a casa, Hafid tenía una gran mansión, en Manhattan.

El vuelo había sido placentero y sin novedad, todos llegaron directamente a dormir, estaban muy agotados no solo por el viaje si no por el cansancio acumulado del día anterior.

En la mañana, Sylvia se había despertado desorientada, parpadeo varias veces para entonces recordar que estaba en otro continente y en otra casa, sintió el peso del brazo de Hafid sobre su cadera, la tenía aprisionada entre sus largas piernas.

Intentó salir de esa prisión, qué era el cuerpo de él, poco a poco, pudo librarse se levantó de la cama, y pudo ver cuán largo era su esposo, tenía la estatura, como de un metro ochenta y nueve centímetros, era bastante alto y corpulento para ella, que era delgada y de mediana estatura.

Se metió al baño, y unos minutos después, salió envuelta en una bata de baño, vió que él aún seguía durmiendo, así que no decidió aprovechar y cambiarse de ropa rápidamente,antes que se despertara.

Hafid, se había despertado apenas Sylvia había entrado al baño, pero se hizo el dormido, cuando salió y vio como ella, creyendo que él dormía, empezó a quitarse la bata de baño quedando completamente desnuda.

Era todo un espectáculo de mujer, tenía un cuerpo hecho con las manos, le miro en la parte trasera, era una mujer muy deseable, tenía líneas perfectas, una cadera amplia, un trasero muy redondo y bien formado.

Ella estaba vestida muy pronto, para cuando se volteó y vio hacia donde él estaba, él cerró inmediatamente los ojos y se hizo el dormido; después, abrió sus ojos lentamente y ella recelosa pregunto:

—¿Acabas de despertar?

— Él con voz de somnolencia disimulo y respondió:

— Buenos días— dijo bostezando.

— ¿No viste nada verdad?— preguntó ella.

— ¿Que tenía que ver?— preguntó haciéndose el inocente Hafid.

— Mejor, olvídalo— Suspiro Silvia.

Salió de la habitación, iba a buscar la cocina, necesitaba prepararse un buen desayuno, estaba muerta del hambre, esa noche al llegar, por lo tarde, no habían tenido tiempo de comer nada.

Al entrar vió a las empleadas ya listas, solo para servir.

Mientras, en la habitación Hafid sonrío con picardía, se levantó y entró al baño para tomar una ducha, pensaba: "Sylvia es muy bella, esa mujer era su esposa, la tengo para mí, lástima qué no puedo hacerla mía, ya habrá tiempo para todo".

Pronto, estuvo listo para ir y desayunar, al igual que Sylvia, se sentía hambriento, llegó y le hizo compañía, se sentaron al comedor a disfrutar de un buen desayuno;

mientras estaban disfrutando de la comida, Sylvia preguntó:

— ¿Es está la casa de tus padres?

— No querida, esta es nuestra casa, más tarde, cuando los niños despierten y hayan comido,— dijo Hafid— iremos a visitar a mi madre, quiero que estés relajada, actúa tan natural como cuando viste a los niños, cualquier cosa que tú digas ellos lo van a creer.

— De alguna manera, tengo algo de miedo,— dijo Sylvia— nunca había sido la esposa de nadie, claro apenas tengo diecinueve años.

— Te aseguro que lo estás haciendo muy bien — dijo Hafid— no tengas miedo ni dudas, yo estoy contigo

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1 Capítulo 1 Una triste historia2 Capítulo 2 Mis días en el orfanato, terminaron3 Capítulo 3 Sylvia, conoce a su jefe4 Capítulo 4 Sylvia, conoce a sus hijos... 5 Capítulo 5 Mamá, yano se irá6 Capítulo 6 Esto no es un sueño, es tu realidad7 Capítulo 7 Un encuentro de fuerzas... Un deseo tierno. 8 Capítulo 8 ¡Serás legalmente mi esposa! 9 Capítulo 9 Les presento a Sylvia... 10 Capítulo 10 Después de la fiesta... 11 Capítulo 11 Conociendo a la familia de Hafid. 12 Capítulo 12 ¿Puedes ayudarme a olvidar 13 Capítulo 13 Ahora, entiendo tu amargura14 Capítulo 14 Confidencias de un borracho... 15 Capítulo 15 ¿Esta será tú vida, ahora 16 Capítulo 16 Una vida de desastre... 17 Capítulo 17 Extraño sentimiento... 18 Capítulo 18 Por lo menos, razones... 19 Capítulo 19 Aparecen, los abuelos maternos20 Capítulo 20 La inteligencia de Amira y Farid... 21 Capítulo 21 Las cartas sobre la mesa... 22 Capítulo 22 ¡Por fin llegan los abuelos! 23 Capítulo 23 La vida no es tan complicada. 24 Capítulo 24 Celebrando, como siempre soñe. 25 Capítulo 25 Navidad y hospital... 26 Capítulo 26 La buena influencia de Sylvia... 27 Capítulo 27 Preparando el fin de año... 28 Capítulo 28 ¿Que había sucedido 29 Capítulo 29 Una prima nos visita. 30 Capítulo 30 Deborah, se las trae... 31 Capítulo 31 Advertencias y preguntas... 32 Capítulo 32 Hasta que apareció la Mancha... 33 Capítulo 33 ¡No te quiero más en casa! 34 Capítulo 34 ¿Hasta cuando viajamos 35 Capítulo 35 Una falsa alarma... 36 Capítulo 36 Y ahora, ¿Que sucedió contigo 37 Capítulo 37 Buscando respuesta... 38 Capítulo 38 Conversación y viaje... 39 Capítulo 39 Conversando con mi suegra40 Capítulo 40 He tomado mi decisión... 41 Capítulo 41 Ahora dormirás sola42 Capítulo 42 Un evento social... 43 Capítulo 43 No soy Rachel, querida... 44 Capítulo 44 Necesito ayuda... 45 Capítulo 45 Estoy enamorado de la madre de mis hijos. 46 Capítulo 46 Me complace conversar contigo... 47 Capítulo 47 Los sentimientos de culpa, me ahogan...48 Capítulo 48 Hablemos sin careta. 49 Capítulo 49 Ojalá fueras la madre biológica... 50 Capítulo 50 El amor al dinero, es más fuerte que el amor a la familia. 51 Capítulo 51 Te olvide... Te amo52 Capítulo 52 Una visita inesperada... 53 Capítulo 53 Contratiempos... 54 Capítulo 54 ¿Qué le sucede a éste hombre 55 Capítulo 55 Un milagro... A medias56 Capítulo 56 Estoy libre... 57 Capítulo 57 Tendrás problemas... 58 Capítulo 58 Quiero estar en casa. 59 Capítulo 59 Manipulación y mentiras... 60 Capítulo 60 ¡Ya dejen de mentir! 61 Capítulo 61 ¿Cuándo olvidé a Rachel 62 Capítulo 62 Tina McCarty... Estoy curado. 63 Capítulo 63 Lazos de Amistad... 64 Capítulo 64 Quiero conocer de tí... 65 Capítulo 65 He estado ciego, dame la oportunidad de amarte. 66 Capítulo 66 Una celebración de amor... 67 Capítulo 67 Renovando votos. 68 Capítulo 68 Graduación... 69 Capítulo 69 ¡Ups! Sembrando Cizaña. 70 Capítulo 70 Confianza... 71 Capítulo 71 Un nuevo hijo... 72 Capítulo 72 Lo importante es, que ahora se mi orígen. 73 Capítulo 73 Un sueño cumplido... 74 Capítulo 74 Llegó el bebe75 Capítulo 75 Vacaciones.. Información importante. 76 Capítulo 76 Los amo con todo mi corazón... 77 Capítulo 77 Reaparición de Deborah... 78 Capítulo 78 Queremos la verdad... 79 Capítulo 79 Las cosas... Como son. 80 Capítulo 80 Una madre para mis hijos, una esposa para mí.