Jugando con fuego
be
u coche, no sabía m
lo he cruzado algunas veces por los pasillos de la residencia, pero eso ni siquiera me molesto en contarlo porque uno) o iba con al
realmente intimidada. Ojalá supi
irada clavada en mí. Y, justamente, le pillé dándome un repaso antes
oco entendía por qué estaba tan nerviosa. A
O tú también ha
obresaltase en mi asiento. ¿Qué..
ndome de pronto de ella-. No
reocupes
e...? Es t
te, se encogi
. Además, Calev no de
s en blanco
deja a su nueva novia
a. Además, seguro que mañana
s en su dirección,
los infinidad de veces en los dos años que llevaban junto
coche en un semáforo en rojo. Suspiré. No me gustaba e
or qué te has of
repente, un p
o -explicó, como si f
acababas
un rincón mientras esperaba a que Calev terminase de l
peé-. ¿Y qué f
pondió, tajante, mientras que
o eso me alivió má
ese molestado que m
upuesto
a Sof lo de... ¿Cómo era? Ah, sí. Lo locamente e
atar a Sofía. Y no pensaba cont
toda costa. Me h
a die
te g
ía hablado nunca, por eso llamaste mi atención. Sabía q
ían abochornarme. Además, cada vez me notaba las mejillas más c
ío. Voy a m
, tu cru
nto. No es como si
lo pi
bábamos de llega
me hacia él después. Se me ac
o con tu her
unos segundos, tal vez
o. Y de muchas
o eres muy
me odiabas», quiero añ
e daba toquecitos al
lla
ba a decir algo, su
Pareció que se estaba d
. Gracias p
esuraba para salir del coche. No sé por qué,
a oído su coche saliendo del aparcamient
de la oreja cuando vi que baj
, Re
¿
o de las fiestas universitarias
testarle, pero lo cierto es q
quise darme cuenta,
do como una tonta, a la vez