MACABRA OBRA DE TEATRO
Sus pasos intentaban llevarlo muy despacio hacia donde tratara de dirigirse; que no era a muchos sitios por cierto, puesto que la monotonía, tediosa por demás; lo estaba consumiendo de manera cr
esas sorpresas, pegadas en unos calzones que iban a dar directo al piso frío de pulidas baldosas, y que llegaban directo a los olfatos. También en ocasiones, se detectaba un tufillo a orines rancios provenientes de una vejiga, cuyo esfínter probablemente había recibido una o
eroso descartó esa idea de sopetón. Con el tiempo, y después de más de treinta años llevando esa molestia consigo, en un principio la odió como a nada en el mundo, puesto que le robaba la calma; luego se acostumbró a ella, por lo que llevaba en su mano de manera permanente, un pañuelo con el cual secaba el constante lagrimeo; y al final ya se había acostumbrado tanto, que la extrañaría en caso de que eso que en un principio odió tanto, hubiese desaparecido para siempre. La
él la luz de la vida. La deidad de su madre le había sido narrada sobre todo, por sus hermanas. Los relatos referentes a quien consideró siempre una santa, llegaban constantemente a su ofuscado sentido y le brindaba aún; instantes plenos de felicidad. Generoso había nacido en un momento difícil de su país, por allá por el año 1929. Una férrea mano criminal llevaba las
fue dura, muy dura. Con el paso de aquella hecatombe que duró hasta que el tirano se fue al infierno, Generoso vivió nuevamente casi treinta años después, la caída de otra dictadura cuando, tras su casamiento con Jacinta en julio 1957; un obeso, calvo y enano General, tras el revuelo de avio
muy despacio, hasta llegar al borde de la mesa sobre la cual dejó aquel sobre. Luego de ello, fue por la única silla de aquel arcaico juego de comedor de madera oscura y pulida que le quedaba en pie. Se sentó y contempló el sobre, embargado por la curiosidad congénita de querer saber su contenido. Hacía tanto tiempo que no recibía correspondencia, por lo