Una gordita en apuros
del baño y me levanté para salir. A mi visión llegó la cara de Bru
a de su camisa para que no pudiera ver de nuevo su exuberante hombría; y en el mismo cuadro mi horondo cuerpo desnudo al pie de la bañera, con todas mis gloriosas carnes al descubierto.
r con clase y según mis planes? Pues
s dejarme caer al suelo, desnuda. Con mis desproporcionadas nalgas al descub
Así que me quedé espatarrada boca abajo, con la mitad del cuerpo
s que me importe pasarme el día aquí, mientras observo tus nalgas desnudas; créeme, me encant
e senté en el suelo-. ¡Eso deber
Llamé varias veces y nadie contestó, por es
name; es que me quedé do
o tú a mí, ¿podrías salir y darme espacio? -El muy ladino se reía mientras hablaba-.
isfrutes... eso, ya sabes, el apretón. -M
Aunque así era yo. Nada de camisones lindos para dormir, nada de ropa interior sexy, ¿de que servía?
edarme el cabello, cuando se es
ité sin sab
mitorio, se quitó los zapatos y se acostó en mi cama. Estaba t
a, mí
ndome hasta arrancarme var
s conocemos?, ¿ahora vas
voy a sent
isa que hacía que me olvidara de todo. Me di la
exhibicionis
arrilla mía, eres una pervertida. -Me ti
tus pesadillas por toda la eternidad. -Me abracé a m
quizá hasta me toquetee un poco. -Volvió a reí
remedio!, ni se te o
u invitación, y dejé que colocara el brazo debajo mi cabeza. Era una estupenda almohada-. No sientas vergüenza, Dianit
a llorar, era una jodida llorona. Si había un mejor amigo, el mejor que se pudiera tener y
e una película. De vez en cuando teníamos que subir el volumen para
ó una palomita en la cara. Sabía que no lo decía de verdad; pe
iré otra palo
me viste esta mañana, tienes antojo de mí. -En esa
lo diría-. No es que hubiera mucho que tapar, ¡
sobre mí y comenzó a hacerme cosquillas-. ¡Te voy a en
mento a otro. De estar abatida me encont
irginia, salía de la habitación con su conquist
contesté y me libré de
erle gemir más de lo que tú lo hacía
. -Se sentó entre nosotros-. Si vais a hacer esas porquerías entre vosotros no me dejéis
degenerados, así nunca me
o entraste, sé que me deseas. No
e puede estar tranquila
-farfullaron al unísono, como si lo
go que trabajar. Me voy a mi inmensa cama matrimonial, como siempre, sola. -M
transcurrido ni cinco minutos cuando la puerta se ab
ntó Vicky y no esperó respuesta. Saltó por
é en medio de tan buena compañía-. Voy a tocarme con esta i
rver
e tocaré -lo
éis un trío? Mira qu
rabajar, si vais a dormir a
é momento, poco después