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Una gordita en apuros

Capítulo 3 ¿Cómo se acostumbra una persona a ser la burla de todo el mundo

Palabras:1251    |    Actualizado en: 10/09/2022

o a mi trabajo. Bajé corriendo y murmurando entre dientes: «¡Tengo que hacer más ejer

edificio y caminé con paso

si hablara con Dios. Salí corriendo de nuevo y busqué la odio

como si tuviese joroba. La tercera me hizo mutar de persona a perro y terminé de subirla a cuatro patas. Cuando estaba por finalizar mi trayec

a hacer deporte, mañ

do; pero mis rezos no sirvieron, ya que escuché una maravillosa voz. Esa tan

cuentra

a con gesto extraño y me tendía u

yo em

cuando me ponía nerviosa,

caí

pensara eso. Yo siemp

la sangre de mi cuerpo se instaló en mis cachetes

qué lo p

ción, que no note que estás pa

ente, deberías mirarlo

l alien e intenté e

de. —Intenté escapar tan rápido que casi tropecé co

algo duro y sentí como un líquido caliente me quemaba el pec

a?! Me tiraste todo el café. —Frente a

a preparando mi entierro. Aunque, si seguía accidentándome, lo mejor sería que

cúlp

s ponerme a llorar para

isa? Más de lo que tú ganas en un mes. Ni se te ocurra pe

s! Lo que

actura —murmuré a la vez que me

ficiales y odiosas, muy lindas eso sí, pero unas perras sin corazón que se dedicaban a hacerme la vida imposible

omo los de Bruno, era el cerebro del mal de las dos arpías, aunque dudaba que,

os como toda ella. Ambas lucían un par de protuberancias, estáticas y redondeadas que salían de sus torsos. Estaba segura de qu

por lo cortas que eran deberían ser cinturones anchos. No era por ser mal

rosa y humillada al

—pronuncié después de llamar a la

emblante preocupado y caminó hacia mí—. No es por

de tener una

a. Estaba tan nerviosa y agotada que

arte el golpe

más que me recordaba el do

en casa, si me permites voy al bañ

si necesitas

alí del despacho. Ella y Adán era

so a seguir, que no sería otra cosa que colgarme con los cordone

s de bebida de la odiosa. Aquello no servía. El bulto se expandía por la frente, tenía oje

reprimir se dieron paso sin con

vieran así, o la vergüenza de ese día aún no habría terminado. Recogí con rapidez mis cosas y me es

pe riéndose con tantas ganas que parecía que les faltaba e

nunció una de ellas sin dejar de r

ole el cabello, o quizá ella misma con su len

én la embarazaría? La bola t

ó el café encima, hoy hubi

ballena, enviaré a lavar toda mi

én era la víctima, ahí estaba,

a que sus palabras no me dañaran, pero dolía. No tendría que ser así, después de tantos años deber

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1 Capítulo 1 Prefacio2 Capítulo 2 Un día más en mi desastrosa vida3 Capítulo 3 ¿Cómo se acostumbra una persona a ser la burla de todo el mundo 4 Capítulo 4 Adán y un desayuno5 Capítulo 5 Un nuevo percance6 Capítulo 6 Si te vieras con los ojos que yo te veo7 Capítulo 7 Un príncipe prometido8 Capítulo 8 Sí quiero... o tal vez no.9 Capítulo 9 Te puedo hacer gritar igual que ella10 Capítulo 10 Bruno11 Capítulo 11 Un viaje no deseado12 Capítulo 12 Levantamiento de vidrio13 Capítulo 13 Confundiendo besos14 Capítulo 14 Un agujero negro en mi mente15 Capítulo 15 Alucinaciones16 Capítulo 16 Celos y un viaje17 Capítulo 17 Odio a las rubias 18 Capítulo 18 ¡No volveré a beber!19 Capítulo 19 Una sola cama y un pijama de borrego20 Capítulo 20 Un borrego pervertido21 Capítulo 21 Soy una sirena22 Capítulo 22 Alcohol, pasión y unos ronquidos23 Capítulo 23 De regreso a la realidad24 Capítulo 24 Lola party25 Capítulo 25 ¡Ya tengo un padre!26 Capítulo 26 Un nuevo día27 Capítulo 27 Don discreto28 Capítulo 28 ¡Te vas a cagar, Sam!29 Capítulo 29 El plan30 Capítulo 30 Cena, alcohol y dolores de parto31 Capítulo 31 Me besó, y esta vez no fue parte de un sueño32 Capítulo 32 Vivir el amor por primera vez33 Capítulo 33 Solo fui un juego dentro de una lucha de egos masculinos34 Capítulo 34 Sam35 Capítulo 35 Las penas de amor con amor con un buen desayuno son menores36 Capítulo 36 Sexorcíseme, padre.37 Capítulo 37 Huir puede ser un buen paso a seguir38 Capítulo 38 Me conformaría con ser su amiga39 Capítulo 39 ¿Cómo iba a olvidarlo si nunca supe cómo hacerlo 40 Capítulo 40 El novio que mi madre me buscó41 Capítulo 41 La próxima vez que me marche será para siempre42 Capítulo 42 El último adiós43 Capítulo 43 Lo que quise decir y no dije44 Capítulo 44 Toda la verdad45 Capítulo 45 El apocalipsis zombi46 Capítulo 46 Tal vez podemos coexistir 47 Capítulo 47 La apuesta48 Capítulo 48 Ódiame, pero no me olvides49 Capítulo 49 Parece que no te cansas de visitarme50 Capítulo 50 El príncipe olvidadizo51 Capítulo 51 Las ranas también pueden ser princesas52 Capítulo 52 Epílogo primera parte53 Capítulo 53 Epílogo segunda parte54 Capítulo 54 Extra Sam y Virginia