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Una gordita en apuros

Capítulo 4 Adán y un desayuno

Palabras:1640    |    Actualizado en: 10/09/2022

en cada vez que me acercaba a su despacho. A lo largo de la mañana intentó que me sentara a habl

illa que había frente a su escritorio—. Estás m

n. —Sonreí, era una pésima actriz y

el dúo de las sintéticas Z

cuando

n algo?! Siempre es lo mism

No puede ser que siempre te est

. Ya era una adulta y no debía necesitar que ella in

rmes protuberancias en la cara de Rub

as que, de cuando en cuando, le pasearan alguna parte de su cuerpo por el rostro. Las malas lenguas decían qu

aten mal, no lo harían si se molestaran en conocerte mejor. —Esbozó una sonr

me afectó más de lo esperado sus comentarios, pero en cuanto

echarlas de cabeza con su jefe. Ahora, para que te animes, toma est

os momentos, con el cabello pegajoso, la ropa manchada, con el tufo a café rancio, más el dolor del hijo no nato bola en

mostrar alegría y salí del

través de aquella puerta de cristal y comencé a babear. «¡Qué guapo es!

cho. Llamé a la puerta y él levantó la mirada, me d

documentos que pediste —casi no l

e que me cuestionara, me di la vuelta de forma rápida en cuanto d

Di

naba que no me

la vuelta y dirigí

me sentí lo suficiente

desay

comprar su desayuno, no es que fuera mi trabaj

alir, iremos a la cafetería que hay frente

r que esas palabras salieran de su boca y, para que s

a, que mis piernas comenzaron a tembla

A eso debía añadir que, si bien me había dado la vuelta para salir de la oficina, mi cabeza continu

spués fue lo más

í la pared en lugar

itara que tenía hambre o qu

é e intenté no pe

r caminar en línea recta. Salió de su escritorio, agarró la chaqueta y se acercó a mí. Salí de la oficina

reer que fuera agarrada del brazo

nir. Era algo entre odio, asco y envidia. A lo que se les unió unos gritos de coraje cuando Adán colocó su brazo por encima de mis hombros, y me acompañó casi abrazada. Por suerte el

que las puertas se cerraran, me so

hombros se convulsiona

sa bobalicona. Él me tocaba, me llevaba a

¿cierto? Las vi salir del baño y de

bien conmigo. Tampoco es que me hicieran ll

ra una palabra, con ese asomo de co

midilla de toda la oficina. Perdóname, no pude evitarl

n, porque no lo hacía por

sposición para cuando quieras hacerlas rabiar, sa

a de caer de las nubes y, en ese mom

acarició la mejilla e hizo lo impensable: ¡me li

s se abrían las puertas del ascensor y s

elo, porque mi rostro solía ser un libr

yunar y me cuentas

e como mi día c

n caballero de brillante armadura que se levantara de su asiento para cedérmelo, pero no me importó. Puede que aquel gesto estuviera pasado de moda, pero yo era de gustos anticuados. Allí, en aquel transporte entre roces y empujones, rodeada de alguno

ontré a Virginia en el sofá a medio vestir, o mejor dicho a medio desvest

eguntó con los ojos muy abier

de tu imaginación. Hola a ti también, Virginia

risilla mientras se levantaba, y le indicaba

ver algo en la tele. Puedo hace

bre, incluso cuanto sabí

, Virg

acó la lengua y se burló, para después ade

me daría un largo baño relajante para quita

y sumergida en agua caliente, con los auriculares y relaja

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1 Capítulo 1 Prefacio2 Capítulo 2 Un día más en mi desastrosa vida3 Capítulo 3 ¿Cómo se acostumbra una persona a ser la burla de todo el mundo 4 Capítulo 4 Adán y un desayuno5 Capítulo 5 Un nuevo percance6 Capítulo 6 Si te vieras con los ojos que yo te veo7 Capítulo 7 Un príncipe prometido8 Capítulo 8 Sí quiero... o tal vez no.9 Capítulo 9 Te puedo hacer gritar igual que ella10 Capítulo 10 Bruno11 Capítulo 11 Un viaje no deseado12 Capítulo 12 Levantamiento de vidrio13 Capítulo 13 Confundiendo besos14 Capítulo 14 Un agujero negro en mi mente15 Capítulo 15 Alucinaciones16 Capítulo 16 Celos y un viaje17 Capítulo 17 Odio a las rubias 18 Capítulo 18 ¡No volveré a beber!19 Capítulo 19 Una sola cama y un pijama de borrego20 Capítulo 20 Un borrego pervertido21 Capítulo 21 Soy una sirena22 Capítulo 22 Alcohol, pasión y unos ronquidos23 Capítulo 23 De regreso a la realidad24 Capítulo 24 Lola party25 Capítulo 25 ¡Ya tengo un padre!26 Capítulo 26 Un nuevo día27 Capítulo 27 Don discreto28 Capítulo 28 ¡Te vas a cagar, Sam!29 Capítulo 29 El plan30 Capítulo 30 Cena, alcohol y dolores de parto31 Capítulo 31 Me besó, y esta vez no fue parte de un sueño32 Capítulo 32 Vivir el amor por primera vez33 Capítulo 33 Solo fui un juego dentro de una lucha de egos masculinos34 Capítulo 34 Sam35 Capítulo 35 Las penas de amor con amor con un buen desayuno son menores36 Capítulo 36 Sexorcíseme, padre.37 Capítulo 37 Huir puede ser un buen paso a seguir38 Capítulo 38 Me conformaría con ser su amiga39 Capítulo 39 ¿Cómo iba a olvidarlo si nunca supe cómo hacerlo 40 Capítulo 40 El novio que mi madre me buscó41 Capítulo 41 La próxima vez que me marche será para siempre42 Capítulo 42 El último adiós43 Capítulo 43 Lo que quise decir y no dije44 Capítulo 44 Toda la verdad45 Capítulo 45 El apocalipsis zombi46 Capítulo 46 Tal vez podemos coexistir 47 Capítulo 47 La apuesta48 Capítulo 48 Ódiame, pero no me olvides49 Capítulo 49 Parece que no te cansas de visitarme50 Capítulo 50 El príncipe olvidadizo51 Capítulo 51 Las ranas también pueden ser princesas52 Capítulo 52 Epílogo primera parte53 Capítulo 53 Epílogo segunda parte54 Capítulo 54 Extra Sam y Virginia