PURO CUENTO
que resolver el entuerto o morir en el intento. Comprendí de golpe y porrazo y en plena práctica, el primer proverbio popular de esa región de los muchos que iría aprendiendo con el paso de l
eranza, encontré casualmente un gerente de división a quien le comenté cómo se me planteaba el partido de la vida y ante la metáfora que le m
nitario y por el cual sigo teniendo fe pensando que la raza humana no todo lo tiene perdido y que aún se alca
s el mayor contratante de este organismo. Si él quiere ayudarte,
nico desafío, con un tremendo miura imaginario superior a todo. Solo contaba con un la
la oficina del empresario, tomé la pequeña taza de café que me brindó la secretaria y al mismo tiempo, terminé de apurar de la bota ficticia el úl
eré que él veía aquel gesto como un juego en la ruleta, donde apostaba una pequeña cantidad al veintidós rojo a
stos operativos, manejados con una economía de guerra, com
es, después de devolver la inversión, los benefici
e justo -
ahogado, el sombrero". Salí de aquella oficina con un cheque a mi nombre y con el interrogante
devolví su inversión y los beneficios alcanzaron una cantidad igual a lo invertido.
ncio - Me dijo y desde ese día nació una amist
migo con quien compartía aquella historia,
de la historia, te la contaré otro día. Además, y
bamus hesterna die", continuaríamos nuestras charlas mañaneras en un reconocido local de marca de café, en especial debates sobre temas teológicos de una media hor