Cicatrices
que habÃa comprado el inmueble imposible, como le habÃan llamado; solÃa enviarle flores de agradecimiento, siempre le decÃa que grac
Ãa al supermercado por algunos vÃveres, entre ellos toal
, sin embargo, habÃa llevado un poco de trabajo a su casa, debÃa revisar unas propiedades, era mejor
–dice la sexi voz de Deim, logran
da, el taxista abrÃa la cajuel
la compra –dice el hombre al ver a Deim
o–, no es, él no es mi esposo, somo
ndo la puerta para que ella suba, le agradec
eran una bonita pareja –dice
Deim el que se encarga
n tono casual, quizás asà ell
e lado–, y bueno, debÃa hacer la compra, poco me falta para comerme el b
s venir a mi casa, seguro que a mi tÃa le
y diciendo: buenas noches, soy Circe y su sobrino me dij
te la presento y no te desgastas en guardar todo y luego preparar la cena –se gira para mirarla–, y no acept
tenta–, ¿les gusta el vino blanco? –dice intentando recordar si tenÃ
stará bien –dice en ton
im baja y ayuda a bajar las cosas, asà qu
déjame pagar el taxi –dice intent
o, asà me aseguro que no te escapes –le guiña un ojo br
espera en silencio hasta que llegan. Bajan y caminan a
en la cocina, guarda la carne y algunas frutas y verdur
la puerta, era una mujer muy hermosa, y Circe ca
ce, es la nueva vecina –dice mo
stió en que viniera, espero no importunar –dice extendiendo la botella d
mucho a ella, imaginaba que la madre de Deim era muy simi
Deim desde la cocina, Circe se sent
y verduras salteadas –dice sonriend
o de la cocina–¸Circe creerá que soy un mal vecino –dice colocando
cocina para tomar otro mantel, además de otro plato y cubiertos. Ella se acerca y los toma cuando
cina, sale con uno de los platillos, Circe se mueve para ir por la otra
comienza a servir, Sarah c
la comida tenÃa una pinta inc
zar a comer–. ¿Qué te ha parecido la ciudad?,
más relajada–, la ciudad es bonita y por ahora, puedo decir que mis vecin
Ão a un caballero –le sonrÃe a su
doy unas nalgadas –dice Sarah guiñándole un ojo a Circe, ell
comiences a mandar flores, por favor
irce? –pregunta Sarah intrigad
e verdad deseaba que se detuviera–, y por más que le digo que no es necesario, lo sigue haciendo, ¿creen que deberÃa decirle a mi jefe? –pregunta angustiada–.
ella en tono triste, Circe podÃa
yudar a buscar otro trabajo, conozco a muchas personas –dice serio, e
ma de su copa, podÃa sentir la mirada de Deim s
, ¿de dónde vienes? –dice Sarah
uà tras mi divorcio, no tengo familia asà que pensé que c
s es difÃcil –dice Sar
de por su cuenta –dice Circe antes de comer
primer dÃa casi la arrollé –dice
–se gira a verla, n
or, y bueno, como soy tan alta –se señala a si misma–, Deim no me
, debes ver por dónde vas –Sar
ado –se rasca la c
e, me ayudó a llevar mis cosas –
a incómoda con el tema y estaba segura que aún debÃa dolerle haberse divorciad
, nunca habÃa visto a su hijo interesado en nadie, y eso la hacÃa feliz, al fin su