Cicatrices
hacer compras el domingo, asà no tendrÃa que preocupa
ñarse y colocarse un traje sastre, s
empleo, era algo bueno, no se podÃa dar el lujo de gastar en taxis, al menos,
no siempre los hijos querÃan trabajar en lo mismo que sus padres, para ejemplo, el de ella. HabÃa querido ser chef
nte– querida, pasa, te estaba esperando, Ally me hablo mucho de ti, ella es tan enc
bién recibió consejos para conseguir cerrar las ventas, era intere
le habÃa alegrado, mañana sin duda lo harÃa, hoy ya traÃa su almuerzo, asà q
me un poco de fruta, la historia era de suspenso y misterio, Pretend you don't see her de Mary Higgins Clark la habÃa atrapado desde el primer momento
la echa al hombro y comienza a correr, no q
o necesitaba trabajar, su padre le daba considerables cantidades de dinero,
asiado rápido, apenas le habÃa dado tiempo de reaccionar
ntud con tanta energÃa –
r en la esquina, si no tuviera los reflejos que t
sa manera –dice palmeando su hombro, deja
l bar –le sonrÃe al hombre, a é
ajaba de barman, le gustaba mezclar y crear, más que infligir miedo a los otros, pero lo hac
tÃa, la cual se habÃa hecho cargo de él desde adolescente tras la muerte de su m
–se encoge de hombros comenzan
aba su madre, era uno de sus muchos admiradores, sin embargo
abro toda la semana –dice viend
s, le gustaba tomarle el pelo, sabÃa que para eso tendrÃa que cocinar o encontrar un cocinero,
ención, eran los empleados de bienes raÃces, una de las chicas agitaba de los hombros a su vecina, esta parecÃa incómoda,
cluso parecÃa que era otro empleado más–, vamos a festejar la primera venta de la novat
a tan rápida –dice su socia,
ce ella en voz baja, habÃa servido 8 caballitos, me acerco con la bandeja en mano y los coloco con cuidado, asÃ
s decir que le gustaba, pero no quiso con nadie, ni siquiera con nuestro
nto americano –dice
ado –dice otro, ella se remueve incómoda, podÃa notars
iéndose de hombros, todos rÃen y niegan a
uedes pedir otra cosa –dice E
rles otra ronda–, disculpa, ¿te puedo pedir una piña colada s
Ãan entretenidos en sus móviles, pero ella jugaba con la correa de su mo
–pregunta uno de los chic
no?, y bueno, aquà estoy –sonrÃe con timidez, le daba vergüenza contar la verdadera razón, seguro pens
seguro que guardas más trucos ba
dejando la piña colada
lma su bebida, conforme pasaban los minutos, ella comenzaba a relajarse,