Pobre millonario
bÃa que
a seguro de por qué querÃa que se quedase con él, cuando estaba claro que no iba
tenÃa compañÃa femenina. Casi no habÃa mirado a ninguna mujer desde que habÃa sorprendido a Ashl
l hecho de que hubiese accedido a tomar algo con un hombre que, para ella, era pobre e inculto, decÃa much
, Jenny le recor
o en el rancho. Se habÃa aislado del mundo. Y en los últimos tiempos habÃa estado tan obsesionado con Oliver Cameron
podÃa arriesgarse a que lo reconociesen si no querÃa tirar por la bor
do, no parecÃa representar una amenaza para su
omo él bebÃan whisky de ochenta años y hacÃan negocios. También preferÃa estar en el rancho
vez le gustase la sensación. A él le estaba gustando. Y, si se salÃa con la suya, irÃa m
tarde –comentó ella–, pero tendré que hacerlo mañana
e la camioneta vuelva a transfor
a cita–dijo ella, apartando la mano–
ó él. Con derecho
Pronto empezarÃa a bailar la gente y, a las siete, comenzarÃa a tocar la banda de mú
ncreÃbles. En su despacho, a Elias le habÃa parecido que
ando fijamente
a delante, apoyando
averiguar de qué co
or esté. A veces son
mor estás cuand
enta. R
pondrÃan cuando estaba excitada y si
ió Jenny–. ¿Por qué no me cuentas algo de ti? Y no me digas q
no la versión completa. No obstante, sabÃa que cuant
ezó–. No muy lejos de aquÃ
a verlo
mos de acuerdo
tu madre murió cu
redosis accid
suficientemente infeliz como para quitarse la vida. Y aunque él tenÃa solo catorce años, su muerte habÃa sido la gota que habÃa colmado el vaso. Desde entonces, casi no habÃa v
rmanos? –le p
ro hace quince año
bÃa oÃdo que Ada se habÃa casado hacÃa poco tiempo y estaba embarazada de su p
años es mu
comp
ginarse a alguien tan sociable y agrada
son
Tal vez solo esté fingi
egundo, pero ensegui
ar a la gente. La manera en la que has engatusado a la vendedora hace un r
eso se habÃa dado cuenta con Ashleigh y habÃa sido un trago bastan
to –comentó sonriendo–. Dado q
–respondió ella, vaciando la segunda copa de
de estar subiénd
mpezando a
acia delante y clavó
e puedo llegar
ión de que a Jenny se le estaban oscureciendo
mujer tan guapa co
a dicho que
ado trabajar un viernes por la noch
i carrera y no tengo t
ba en esos momentos. Una mujer que no espera
e que era millonario, tal
or qué no t
son
a dicho que
es no estarÃa
ier
ometida hasta
se pus
no sal
manera educada de decir que me
acudió l
e engañan a sus parejas. Si no
l parecer, jamás habÃa pretendido ser feliz a su lado ni s
ces por e
aces de mantener la bragueta del pantalón sub
quiere
dó antes d
er cuando mi padre murió y no p
de ser
débil,
a parecerse a ella. Por eso le parecÃa tan importante tener éxito y ser autosuficiente. No era el ti
o un gesto a Billie para que les sirviese otra ronda y, aprovechando que es
ila c
os ojos y negó
. No
el mun
, Elias. No
s tan d
es p
la última vez q
antas veces a Devon Cornwall que cuando fue a devolv
me l
d que sÃ. B
do lo que quieras –le dijo, agarrándole la mano
y nadie
Dentro de un par de hor
entras dejaba que Elias la ll
todo el mundo. Voy
garrándola y empezando a moverse
delgadas, pero, al mismo tiempo, era una mujer fuerte,
dijo, ruborizándo
e el problema era que esta
te y déja
tuvo la mirada clavada en lo alto de su cabeza y ella,
Lo s
ominarlo. Dentro de nada estarás
volviendo a clavarle el ta
pies. Y sÃ,
que no pue
uede hacerlo. Solo
ngo coor
a. Son solo movimi
a pisarlo. A ese paso, ib
Lo s
dea –dijo Elia
n él? –le preguntó Jen
ocupes, te l
se agachó, le quitó el zapat
Per
ijo, repitien
é has he
os estaban
masiado bajita
uánto
pongo muy recta. Siempre
¿Qué tiene de
o los ojos
olo la puede hace
un metro oc
icinco centÃmet
son
e te he quitado los zapatos no
–¿
dicho que po
ro entonces empezó una canción más rápida y Elias pr
donde Billie les habÃa dejado
intenta decirnos
bre –admitió Jenny, dando un sor
si no querÃa que Elias tu
a nerviosa si le proponÃa bailar con tanta gente, pero entonces empezó a sonar una canción lenta y fue ella la que se levantó, descalza, y lo in
d, me gusta bailar –com
ejor y solo lo pisó una
ta de seda color rosa claro que parecÃa tan suave y delicada como su piel. TenÃa los pechos pequeños, pero proporcionados con el resto de su cuerpo. T
eza, pero cuando intentó sacarla a bailar una de las coreografÃas en lÃnea, se negó porque le daba vergüenz
r. Hasta que habÃa conocido a Jenny. Pero para ella era un hombre sin estudios que
ostrarÃa el tipo de mujer qu
l hecho de no haber estado con un hombre en mucho tiempo, pero no podÃa evitar tener ganas de estar pegada a él. Normalmente se fijaba en hombres estu
–comentó Elias con voz má
e sonrió, y vio que tambié
de que haya
ano para apartarle un mechón de pelo de l
trabaj
manos por él para quitarle las horquillas–. Ves, tenÃa razón. Sup
ias seguÃa diciéndole ese tipo de cosas y mirándola asÃ, iba a empezar a
se preguntó si iba a besarla.
vantó la barbilla, pero Elias se limitó a ap
l le dio la mano y la ll
do tarde. DeberÃa
ba pasando tan bien que no le apetecÃa marcharse. Aunque, si la llevaba a casa, tal vez le diese un beso de buenas no
al aparcamiento. Iba tan inestable con los taco
che en el desp
stás en condicio
iré a traba
tu casa por la ma
e, de ese modo, tendrÃa que volver a verlo.
ioneta y luego dio la vuelt
dónde
staba acercarse a la gente y bajar la guardia. Le costaba confiar. Era una persona reservada por naturaleza, pero esa noche le habÃa contado a Elias cosas que no habÃa compartido ni con sus mejores amigos. Incluso
callada –le dijo
hecho, hacÃa mucho tiempo que no me sentÃa
o ta
edificio y salió a abrirle la puerta. Al bajar
o él, sujetándola de
que pensaba –respondió ella, aferrándose a su
a el resto de su cuerpo. Y cómo reacci
quitó las llaves de la mano para a
ado muy bien
o ta
bésame y h
or hacerme
De
ame», siguió
piración mientras esperaba a notar sus labios. ¿Le darÃa un beso lento y dulce, o
a limpio de su aftershave, y notó la c
spués de haber pasado toda la noche en un perpetuo estado de exc
mún, lo agarró por el cuello y le hizo baja