Pobre millonario
para diezmar la reputación de su rival no t
el pasajero de su camioneta y pensó en aquella nueva posibilidad. Cuando había tomado la decisión de infiltrarse en la fundación y d
as prácticas que sospechaba que se ocultaban detrás del éxito de la
pertenecido a su familia durante generaciones. Se rumoreaba que Oliver tenía previsto cerrar la fábrica y venderla por partes, lo que dejaría a más de la mitad de la ciudad de Vista del Mar sin trabajo.
s últimos meses no sabía nada acerca del funcionamiento interno de la misma. Y él mismo se había cuidado bien de no acercarse por la sede central por miedo a encontrarse
sería su as
ificio y ponerse unas
la no podía ser peor que la sanguijuela de su exprometida. Ademá
ujer salvaje deseando liberarse. Y él estaría encantado de echarle una mano, de pasarle los
onía nerviosa, hecho de
ta y se acercó. Parecía saber muy bi
rió. Eso ya
l pasajero y le hizo un
dela
detuvo d
que será mejor que n
si vamos los dos al mismo sitio. Ademá
que, dado que no sabía leer
e mantener el contr
su sonrisa má
reg
confías
nte que no quería ofender ni contrar
ebía de haberle costado al menos el sueldo de una semana. O quizás fuese una niña de pap
y salva –le dij
subir. Elias la agarró del codo para a
er, la señorita Diaz era una
antes de cerrar la puerta para
solía fijarse en las marcas, no iba a nin
os de aquí, en Los Robles –le contes
r sup
edad a la que su padre lo había mandado a un internado, todavía s
o y se incorporó al int
con la espalda muy recta y las uña
ia la ventanilla para q
de una mujer ordenada y dis
aba para conseguir información, así que quizás se