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En la boca del lobo

Capítulo 5 Guardián

Palabras:1557    |    Actualizado en: 03/10/2021

l enorme lobo gruñe con odio, como si me lo tuviera. Detrás de él aparecen tres lobos más. La desesperación, miedo, el terror me invade. Moriré, es obvio y seré destazada por cuatro lobos,

za, es como si quisiera que lo siguera. Obviamente no lo haré, no sé si me llevara a su lugar favorito para asesinar o me llevará con su amigos lobos para compartirme o... El lobo gruñe otra vez y hace el mismo ademán con la cabeza. —Está bien... —murmuré, caminando con cautela hacia él y posicionarme a la par suya. Empezamos a caminar, todo esta en silencio. Admito que estoy muerta de miedo y super nerviosa, no hay momento en que no mire al lobo, en cualquier momento se me puede tirar encima. Pero por alguna razón no lo ha hecho, sin embargo, éste lobo me transmite seguridad... Paz. Me siento tranquila al estar con él. Quizá sea mi guardián. Caminamos varios kilómetros hasta que llegamos frente a mi casa. Que alivio. Pero aún no puedo respirar tranquila sabiendo que tengo un lobo a la par mía... Quizá me dio chance de despedirme de mis cosas, de mamá para luego matarme despiadadamente. Caminé con cautela hasta llegar al porche de la casa y me giré para ver al enorme lobo que me mira con... ¿tristeza? Quizá le di lástima y por eso me deja vivir. Él se da la vuelta y empieza a caminar hacia la oscuridad del bosque. —Gracias... —susurré, sabiendo que no escuchará. De alguna forma tengo que agradecerle por salvarme y dejarme vivir. Cuando ya está lo suficiente lejos lo escucho aullar. Un aullido que me llegó al corazón. Como si me hubiera querido decir algo con eso. Me quedé ahí parada, mirando por dónde se fue hasta que me acordé que hay lobos queriendo matarme y me adentré a la casa, cerrando con llave. Cerré las ventanas y las puertas traseras. Subí a mi habitación y me quedé allí, sentada en mi cama, esperando a mamá. Escuché un ruido molesto, me removí en mi cama y aplasté mi cara con la almohada para evitar escucharlo, pero no es suficiente. El maldito ruido proviene de mi alarma así que abrí los ojos despacio y la luz del sol me invadió. ¿Ya es de mañana? Me quedé dormida toda la noche. Por lomenos ya estoy más tranquila por todo lo que pasó ayer. Arrugué la cara al recordar que es viernes y tengo que ir a la escuela. Caminé al baño, me quité la ropa y dejé que el agua recorriera mi cuerpo, pero pegué un grito ahogado al sentirla super helada. —Está helada... —murmuré. La tubería por dónde pasa el agua caliente debió de dañarse. Agarré el jabón y me lo pasé por el cuerpo para después echarme shampoo en mi cabello. Di masajes suaves y luego me enjuagué. Cubrí mi cuerpo con una toalla y salí del baño. Busqué en mi closet algo cómodo para ponerme, escogí unos jeans, una camisa corta que dejaba ver mi ombligo y unas botas de algodón que llegaban casi a mis rodillas. Cogí

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