En la boca del lobo
Dedicado a
os los que estaban en la cafetería vinieran a ver la pelea. Tiré de su cabello fuertemente haciendo que pegara un grito ahogado. Hice un m
sus manos tiraba de mis cabellos. Estábamo
respetar. —espe
n por la cintura hacie
ame! —p
oltaba, me t
uxiliaba a Paige, mientras el
s dejaban sordos. Se hizo un absoluto silencio. La directo
ego nos miró a ambas. —Esto no es un ring de boxeo
ada, juraría que los veía negros, mucho más de lo normal. Ella miró m
que por cierto parecía furioso, pero no me miraba a mí, miraba en dónde el c
os los cuatro en el pasillo. Forcejeé para que el chico me solta
y unos vaqueros negros. Su cabello estaba entre despeinado y revuelto, algo así como si se lo hubiera estad
e la directora. —tomó mi brazo, del
n. Caminé, adelantándome, hacia la dirección. Poco después escuché p
r aquí, ¿eres nueva?
s para mí. Joder, es
etó, acercándose un poco, p
ré pr
spondí. —Me llamo C
son
—estrechó su
ge se sentó en otra a la par mía. Connor y el otro c
ha sido el pleito? —preguntó,
. —dijimos las
nojé
s por el pasillo y después me bofete
del asombro.
je a la directora—Que men
ctora r
o la vuelta y tecleó algo en su computadora, de ella salieron unos cuadros como c
mpanilla y la dejó. Se miró que los chicos estaban saliendo, luego me miré a mí con Anne, se
agó la computad
ta Lane. —me miró—. Se
Qu
va a m
Directora...!
la
Y qué esperaba? ¿Que
u
que se llama Kayler. —Lleva a Carolina a su casa,
Q
. No pu
ige. —finalizó ella y
rme caminando yo sola. No quiero estar sola con él en un auto, me intimida, su mirada intensa hace
eriegos. Me imagino que Paige es su novia. Todavía se atrevió a decir esa
os brazos me detuvieron, su agarre e
iota?! —espeté, si
ler. Tenía una sonri
rió divertido, le
los
asa, no necesito que nadie me lleve. Adiós. —me giré para segui
ue era
es muy seguro. —comentó arrugando la nariz, lo
cé de
importa
po que también miré que apretaba los puños. Su mirada se estaba oscurec
rdad? —inquirió— Pero tú, mi querida Carolina,
contraba flotando en el aire. Kayl
ita
el asiento co-piloto y puso mi cinturón. Cerró mi puerta y él subió al asiento conducto
tú... —murmuré, mientras é
ivertía lo que yo decía. Encendió el auto
sin m
zca. Pero yo no soy así, no me gusta obedecer a
r
olina, como tú digas. —
ya estábamos entrando en él. No sé porqué mamá tuvo que escoger una casa en medio del bosque. Me da cierto temor. Viene
pusiste tan pálida? —pre
ntarle lo del lobo, pero tal vez él sepa si hay o no,
osque hay animales salvajes?
a y apretaba el vol
o. —respondió cortante. —¿Te a
uesta e
del bosque, y saber que estoy rodeada
momento, quizás meditand
Pero no te asustes, con