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El Jardín de la Inocencia

Capítulo 5 05

Palabras:1787    |    Actualizado en: 06/07/2021

eran muy largas para ella y no podía tomar los objetos de manera correcta,

deberías tener ropa adecuada para ti— lo decía Aeolus y Clara lo mir

ocionada y agi

ro ir, va

estaba desanimada, así que se acerca y le acaricia el hombro — quédate con Lita y estudia lo que preguntaste, más adelante podemos ir los do

pasto sentada y se

so con cinco hojas de un árbol y tres flores con los cuales los intercambiará por varios

adurus había entrado po

ección el jardín p

vez que salgo, nu

que sald

ita ropa y co

aba Jadurus — no deberías comprar n

lo, ya que seguía preparándos

as a comprar cosas para ella, es porque quieres hace

— preguntaba Aeolus ocultando su apa

rás ir — Jadurus lanza una risita

mo mi mujer, sí es

eías a Dan co

esta aseveración y se gira m

ne nada que

o, hasta este momento siempre has logrado esconder tu

o se acerquen por ese tiempo a los límites del jardín — A

estúpida como aquella vez. Has faltado a tu promesa — Jadurus s

s justos, quería hacer su visita lo más rápido posible y se enfocaría en su objetivo para no distraerse con las curiosidades que ofrecía el mundo de los hombres. Al ingresar a la tienda d

o, ¿e

— respo

seguir tantos? creo q

a una

ero éstas no ceden, luego toma una de las hojas de árbol, la cual tiene una variedad de colores tor

conseguido sin perder la vi

azador y tengo mi

qué quiere

enina, de esa que se colocan debajo de las faldas, y adornos, pe

del árbol del jardín de la inocencia y además me exige dinero, siento que se está llevando de la tienda casi to

es, a costa de arriesgar mi vida y

pero tiene que entender que se lleva l

comienza a recoger las cosas que había t

, pero tendré que hacer neg

tiene el vendedor — ha

a interior de mujer. Para un hombre normal, se necesitaría de un carro para llevar todas las compras que, gentilmente fu

mira interesado una cajita dorada con

é es

a a sonar — el vendedor mueve una cuerda e inmediatamente suena una música suave y tranquilizadora. Aeolus pensaba que seguramente esto haría muy feliz a Clara — a las m

y de a

jándose cada tanto para verificar que nadie lo siguiera. Al cruzar el límite, respiro aliviado, ya que su instinto de

charlando bajo la sombra de un árbol, en u

on diferentes,

tran con frecuencia, pocas veces ha

s has

o una

ómo

í, no estoy muy segura, caminan erguidos y creo que sus v

ndo delante de sus orejas, sus patas traseras eran más alargadas que un zorro ordinario y su cola era enorme, parecida a

re que venía caminando por e

dián ya v

ta y corre hacia él con una sonrisa has

que he traído? — p

el lugar comienzan a ver todas las increíbles cosas que se trajeron del mundo humano. Clara toma

lindo — decía

bolsa un frasco de vidrio con algo

ón cambia a asombro y vuelve a beber con más ansias — creo que te ha gustado, le dicen "yogurt", me dieron estos animalitos

ca de la bolsa una pequeña caja de música, la abre ante la mirada expectante de ella y comienza a sonar una delicada melodía. Clara abre los ojos en expresión de

le enseña cómo hacerlo. Al girarla, nuevamente suena

me gust

, es

forma de gratitud, Aeolus sonríe y la a

lgo o te haga algún favo

a seguía sonrien

sabe desde cuándo esto se ha vuelto en una adicción en su vida. Aunque no lo reconociera, sabía qué Jadurus tenía razón, ya

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