Escuché su mente: El arrepentimiento del Don
ncio antes de que Dante l
egro con el logo de una boutique de
ó sobre
que no había pasado la página en una hora. Mi pierna todavía estaba ve
hablado de
nvitados. O tal vez ni siquiera dorm
ti -
moción. Era una ofrenda transa
caja.
pondió-. Para la
tel. La noche en que los asesi
y a ir
ejaba lugar a discusión-. Eres la
Mantiene a ra
estaba fracasando. Rumores
o ligeramente, y ca
la
espalda, con una abertura que mostraría mi pierna buena.
mano para t
nces l
nilla barata
ás, inhalando bruscamente. No estaba solo e
se había rociado perfume en el c
fí
. Sofía, girando frente a un
queda
ante, Dante
o. Es par
posa y había dejado que su amante lo modelara primero. Estaba re
rganta, violentas y ácidas. Ce
ien con él?
mortalmente
puso rígi
ndolo-. ¿Se veía b
sviaron. Un movimiento
o lo
su voz tensa-. Me ayudó a elegirlo
roso -
etó Dante-. ¿Por qué estás
vestido huele a ella! ¡Mi casa huele
jé de la cama. Cayó al s
o -dije-. Y no vo
furia. -Lo usarás -gruñó-. Y sonreirás. Y fingir
¿Me matarás? Adelante.
aba. Parecía que quería sacudir
z. ¿Por qué no
ondiendo a su pensamiento t
congeló
Puedes tener a Sofía. Puedes tener
uedó en blanco. Frío. L
-d
or
mía -dijo-. H
ó la puerta de un portazo. La cerró suave
o me dejaría ir. Me mantendría aquí, atorme
del vestido
a march
na maleta. No empaqué ropa. Empaq
que mi padre me había dado e
lugar donde el diablo no podr
o y le envié un
La estación d
llegó diez se
y den
dedo. El diamante era enorme,
noche, justo al lado del
-susurré a la h
é mi
o la