El Cruel Engaño de Mi Terapeuta Celebridad
bdomen latía, un recordatorio físico constante de la vida que había perdido, del hijo que nunca abrazaría. Me acurruqué en la lujosa cama, mi cuerpo sac
ado por mí, su rostro grabado de preocupación. "Mi pobre Alejandra", había murmurado, acariciando suavemente
andra, Carlos acaba de contratar al mejor abogado de divorcios de la ci
se en mi estómago. Ella no s
l médico, Carmen estaba esperando. Estaba de pie junto a una palmer
de tu casa. Pronto será nuestra, al igual que lo habría sido nuestro bebé. -Se palmeó el vientre plano, una son
tiempo. Ya firmé los papeles del divorcio. Puedes quedárt
ció, reemplazada po
sin nada? -siseó, su rostro contorsionado-. Te haré pagar, Alej
con la advertencia de mi abogado, me provocó un estreme
do. Era Carlos. "Alejandra, tenemos que hablar. Nos ve
anzada, todavía anhelaba una conversación genuina, un momento de c
, una mano me tapó la boca, otra alrededor de mi c
abandonado. Mis muñecas y tobillos estaban atados con fuerza. Una luz tenue se filtraba por una ventana mugrienta en lo alto. Al otro lado de la ha
rpulentos, con ojos depredadores, nos miraron lascivamente. Una cámaraabrió de golpe con un estruendo. Carlos estaba allí, su ros
yúdame! ¡Me
Sus ojos, cuando se encontraron con los míos, estaban llenos de un odio escalofriante. Ni siquiera se inmut
s hecho?! -rugió, su
su rostro en su
! ¡Esos hombres...! -Señaló a los tres matones, que ahor
luchando contra mis ataduras-. ¡A mí tam
ó, un golpe agudo y punzante
apaz! -Sacó su teléfono, su dedo flotando sobre un
guen. Quiero que sufra. Átenla, hagan que se arrepienta de haberme cruzado..." Las palabras estaban
rimas picándome en los ojos-. ¡Busca cámaras de vi
bur
a, te mostrarían exactamente lo que te mereces. -Mir
ra corpulenta con una sonris
uería que le diéramos una lección. Y a su
orquestado todo esto. Mis ojos se desviaron hacia ella. Me estaba observando, un
desesperación-. ¡Tú montaste todo
Carlos, su voz una
No llames a la policía! ¡Mi
mirada fría y calculadora en sus o
desastre. -Se volvió hacia los hombres-. Encárguense de ella. Necesita entender cómo se sie
taba dejando. Abandonándome
protector alrededor de ella
ra? ¿Crees que puedes herir a gente buena y salirte c
, su silueta enmarcada en la puerta, Carmen gimiend
ebrándose-. ¡Carlos! ¡P
golpe, sumiendo el almacén