Su cruel broma, mi corazón quebrado
con preocupación, mi madre aferrando mi mano, sus ojos enrojecidos. Est
or ti, mi amor -susurró mi
llantes para la habitación en la mano. Su habitual encanto natural había sido reemplazado por una incer
suave-. Incluso fue a la casa cuando no contesta
¿Preocupado? ¿Buscándom
rendentemente gentil-. ¿Estás bi
padres, malinterpretando mi silencio como
parte visitarla, D
ndonos solos. El silencio se extendió, denso y sofocante. Podía se
y cansado, y luego, lentamente, me rodeó con un brazo. Era un abrazo fami
-Hizo una pausa, como si esperara que yo protestara, pero permanecí inmóvil-. Gigi... a vece
brazo a mi
, Elena. Nunca me ha importado.
ntra mi cabello, y por una fracción de segundo, casi le creí. Su rostro, cuando me arriesgué a mirar, tenía una expresión de
nuevo. No por él. Ya no. Estaba tan cansada de tratar de descifra
voz ronca, apartándome de su abrazo-
ión se en
entrevista de admisión antic
esto que lo sabía. Todos en nuestra pequ
ceño fruncido-. Es un lugar muy competitivo. S
da se a
egunté, con un sabor amargo en la boca-.
estr
. siempre hablamos de ir al Tec j
Se suponía que tú eras el respaldo. La amiga in
argada de una nueva y silenciosa furia-. ¿Es eso? Toda nuestra vida, hablamos de ir
por un largo momento, c
está pasando por un mal momento. Y tú eres tan inteligente, entrarás a una gran escuela sin impor
idiendo que renunciara a mi sueño. Por Gigi. Otra vez.
me -repetí, s
voz urgente-. Al menos...
evo y carísimo brillaba allí. Era el que Gigi le había regalado por su cumpleaños, del que todos los chicos populares hablaban. Mi propio regalo, un diario de piel que yo misma le había hecho con sus citas favoél, forzando un
plana-. Espero que consigas todo lo qu
sadas con un significado no dicho. Él no pareció