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Su cruel broma, mi corazón quebrado

Su cruel broma, mi corazón quebrado

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1687    |    Actualizado en: 24/12/2025

rma, Elena, y te llevaré a la graduación"- era lo único que me importaba. Me

a verdad. La promesa era una broma cruel. Para él y su verdadera novia, Gigi, yo solo era

e hubiera importado. Luego, con un reporte malicioso, logró que me revocaran mi beca para el Tec d

había amado toda mi vida, el que se suponía que era mi protector, habí

a de la mudanza, vibrando de emoción por nuestro futuro juntos, lo dejé hablar sin

oy ahí,

ítu

minadora; al siguiente, el mundo dio vueltas y me desplomé en el suelo del g

e había hecho una promesa. "Ponte en forma, Elena, y te llevaré a la fiesta de graduación", me había su

ue deseaba desesperadamente. Un futuro en el que no era sol

una lucha silenciosa que nadie entendía de verdad. Los medicamentos, los desequilibrios hormonales, los antoj

s músculos gritaban. Me negué todo consuelo, todo antojo. Mi nutrióloga me advirtió sobre la ráp

nas horas, me obligué a tomar un poco de jugo y luego volví al trabajo. Hoy era el cumpleaños número dieci

ceta especial, algo más saludable que ni siquiera notaría, pero aun así rico y decadente. Cada movimien

un bajo retumbante que hacía juego con los latidos nerviosos de mi corazón. Respiré hondo, me ajusté el vestido -uno nue

do de sus compañeros del equipo de fútbol americano, carismático como siempre, con una sonrisa deslumbrante. Y entonces la vi a ella.

o de Damián. Era una imagen de intimidad casual. Mis manos temblaron, el pastel casi se me

uda y empalagosa,

cansé. Todo el mundo cre

Me quedé helada, mi corazón latiendo con fuerza en mis oídos. La puert

versión-. Todo es parte del plan, ¿no? Mantiene tu repu

la respiraci

-se quejó Gigi, apoyando la cabeza en su hombro-. Se ve ridícula,

ra ardía. Cerda

umpleaños? Que Elena por fin entienda que preferiría mil veces picarme los ojos con ag

cía eco de los susurros maliciosos que había escuchado en los pasi

a? -preguntó uno de sus amigos, riéndose

illante, la verdad. Todos piensan que Damián es súper "lindo" por tolerarla.

como una piedra. No podía moverme, no podía respirar. Mi plan cuidado

de Damián, su voz bajand

e verdad crees que es una

un suspiro fu

onadas conmigo al punto de ser una encimosa de quinta. Honestamente, sus int

como si hablara del clima. No de mí.

aba hacia abajo. Mi pastel meticulosamente horneado se deslizó de mis dedos entumecidos, cayendo suavemente sobre la alf

a músculo adolorido, cada pensamiento esperanzado de que él me viera, que realmente me

se repitieron en mi mente. No como gestos de afecto, sino como piezas retorcidas de su actuación. Siempre ha

gorda" resonaba, no solo de esta noche, sino de innumerables veces antes. Burlas de otros niños, c

él. Me había permitido esperar que viera algo en mí que nadie más veía. Algo más allá

ágrimas, pero aún podía ver el pastel, desechado como mis sentimientos, en el suelo. Me di la vuelta y corrí. C

o resplandor de un farol, me derrumbé en el suelo y sollocé. Un grito gutural, desgarrador, que venía de lo más profundo de mi ser. Mi cuer

or hacerme creer. Por

yentaba, con sus pequeños puños cerrados. "¡Dejen en paz a Elena!", gritaba. Incluso una vez me hizo un vestido a medida para una obra de teatro escolar, de un hermo

amarga verdad. Esta noche, Damián había deseado que yo desapareciera de su vida.

. No eres más que un mentiroso cruel, muy cruel. -Esta vez, las lágrimas

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