La hermana que él despreció, ahora adorada
Garz
ventanilla, observando cómo el mosaico de pueblos y campos se encogía hasta el olvido. Una profunda sensación de liberación me invadió,iento. No el tipo que aplasta el alma y que me había atormentado durante semanas, sino la pacífica secuela de una batalla librada y ganada. Por
iado y café reciclado. La luz del sol entraba a raudales por las ventanillas, bañando la
a anticipación, una frágil espera
mas, un caleidoscopio de rostros, un mundo alejado de la sofocante familiaridad de mi antigua vida
ces l
dadosamente peinado, su traje oscuro impecablemente entallado. Parecía mayor, quizás, con algunas líneas más ma
sa se extendió por su rostro. Caminó
mbó, su voz cá
a de su costosa loción, familiar y reconfortante, llenó mis fosas nasales. Sentí un
mi voz espesa por las
n poco, las emociones reprimidas finalmente encontrando una salid
murmuró-. Ya estás a
rosas, me aparté, secándome los ojos con el
to. Vuel
us ojos b
onozco a mi pequeña Sofía. Pero creo que me gusta. -Me apretó el hombro-
onrisa genu
almente lo miré-. Te ves bien, tío.
o displicent
bien, de hecho. Y me alegro de que finalmente estés aquí para compar
que mi antiguo pueblo se sintiera como un sueño lejano. La ciud
edán negro, el tío Gerardo
una mudanza permanente
irada, mi res
No voy a volv
una mirada de comp
sonrisa en su rostro-. Ya he arreglado algo para ti. Una beca en Parsons es solo el comienzo. También moví algunos hilos. Hay un pequeño estudio de
pasantía? ¿Con un arquitecto de renombr
o, has hech
o más presente cuando crecías. Tu madre... bueno, digamos que tenía sus propias prioridades. -Suspiró, un toque de arrepentim
eté la
tío. Estás
iló, su mirada per
na noticia? ¿Cómo está
dolor fantasma. Mantuve m
ero, borré mis redes sociales. Ahora tiene a Camila. Y su fie
izándose. Pareció sentir el dolor no dicho, el muro cuidado
-Sonrió, una sonrisa genuina y reconfortante-. Este es tu momento, So
iudad, Alejandro Lobo miraba fijamente la pantalla de su computadora. Los correos electrónicos se acumulaban, sin leer
a ensordecedor, un vacío enorme donde su presencia habitual, casi sofocante, solía estar. Cada año, sin falta, le enviaba un sincero
ntando por su cumpleaños. La había ignorado, irritado, preocupado po
pregunta mundana sobre la cena, era de hacía días. Había respondido con un gruñido. Recordó su rostro cuando Camila la había menospreciado, su
cualquier discusión, cualquier
, todo sonrisas, copas de champán en mano. "¡Celebraciones tempra
su propio corazón vacío. Las celebraciones
ño! ¡No olvides nuestra cena de esta noche! ¡Mis padres están muy emoci
pantalla vacía. Ningún mensaje de Sof
fundo de lo que jamás había conocido. Había perdido algo. Algo