La hermana que él despreció, ahora adorada
Garz
embló, pero mi resolución no flaqueó. Un toque rápido. Dejar de seguir. Otro toque. Dejar de seguir. Fue una ruptura digital
as. La cuenta regresiva era un t
rdatorio fantasma de su presencia. El silencio me oprimía, pesado y sofocante. Me preparé una cena sencilla: pan tost
rostro. Otra foto, de ellos tomados de la mano, sus dedos entrelazados. La imagen final era un primer plano de su mano, un brillante diamante reluciendo en su dedo. Un
cae el teléfono. Las fotos eran hermosas, perfectas, diseñadas para infligir el má
sa y frágil. Bien por
eclearon una respuesta rápida: "Hermos
. Bloqueé el de Alejandro. Borré sus contacto
bró de nuevo. El chat grupal de mi universidad. "
ad de verlos. De despedirme, apropiadamente, de los pocos amigos que habían logrado mantenerse cerca a pesar de mi existencia casi ermit
xtraña sensación de desafí
nial! ¡Qué ganas de verte, Sof
on él. Él era el chico de oro, el hermano mayor protector que ocasionalmente
manteniendo un tono ligero. "Planean
. ¿Recuerdas lo sobreprotector que era contigo, Sofía? ¡Como un cachorrito sigu
contigo, Sofi. Llevando tus libros, asegurándose de
no. Dulce. Sobreprotector. Mis amigos lo veían como un h
os. Alejandro, desestimando mis sueños. Alejandro, diciéndome que me "acostumbrara a tener u
. Nunca lo entenderían. Y yo estaba
sabiendo a ceniza. "Pero ambos hemos crec
sas, fantasmas de caricias. Entraba y salía de un sueño inquieto, hasta que un sueño particul
re. Entonces, apareció Alejandro, con la mano extendida. Me levantó, sus fuertes brazos un refugio seguro. Sonrió, y en sus ojos, yo era especial, amada.
deo, mi almohada e
fugaz, esa vena protectora. Quizás entonces, mi corazón no se habría aferrado a él tan
a, la ilusión estaba destrozada, dejando
nela silencioso. Dentro, los recuerdos triturados estaban enterrados profundamente. La miré,
. Una infancia impregnada de un amor que nunca fue corr
i futuro. Mi mirada se posó en la pesada maleta que contenía algunos viejos trabajos
a última vez, eliminando sin piedad cualquier cosa
o. Había vuelto. Vestido con un traje elegante, un maletín en la
pesada maleta en las esc
endo? ¿Por qué está esa
ando salió
algunas cosas vi
ño, luego cam
zo la pesada maleta. Mi corazón dio un pequeño e inop
o? -preguntó, su to
i voz apenas un susur
maleta todav
ejo portafolio. Todos tus diseños. -Me miró, un destello
tó. Años de mi vida
e, forzando las palabras-.
asura exteriores y, sin ceremonia, dejó caer la pesada maleta. El golpe sordo resonó en el
ntendía. Nunca lo haría. Solo veía un montón d
resuelto. Ahora, ve a arreglarte. Mamá y Patricia quieren que cenemos todos juntos. Es
uevo matrimonio, su nuevo estatus, su nueva famil
ándome la vuelta, el vací
n sonido d
l. Es importante. Cami
supuesto. Si
parte -dije, mi voz frí
alda, luego su
as hambre más tarde. -Pasó a mi lado, dirigiéndose hacia el come
ía que me iba. No sabía que acababa de desechar las últimas piezas tan
Camila llegó d
ex? Parecía un poco m
, su voz displicente-. Solo est
ra. Me iba. Y n
ta en la basura no era una pérdida. Era una liberación. ¿Y el despreci