De la Humillación a la Reina de Nueva York
ista de So
ahora, acostada en mi cama raída, la realidad de ello se asentó sobre mí como una manta sofocante. ¿A qué acababa de acceder?
a el cuello en préstamos, tratando de expandirse demasiado rápido. Sus bienes fueron embargados, su legado devorado
bras de arte en la calle. Nunca era suficiente. El Beso de la Serpiente pagaba exorbitantem
botellas. Ella manejaba la sección exclusiva, un lugar donde la discreción era primordial y las líneas morales se desdibujaban. Siempre había rechazado los salones VIP, quedándome en la pista p
o se sentía pesado, llevándome hacia un abismo que desesperadamente quería evitar. El letr
me brillante y apenas existente. Era una pieza de encaje y seda negra, dis
s un... cliente generoso. Le gustan sus chicas decididas, pero también dóciles. Si
nó. Era suficiente. Suficiente para cubrir el primer pago
recuerda, aquí protegemos a las nuestras. Nadie te tocará sin tu consentimiento. Pero te
la sala de mediación, luego el brazo herido de Leo. Esto n
ra el bajo amortiguado de la música. El aire en el salón VIP 3 era espeso por el humo de puros caros y
vi. La sang
a varias caras que reconocí. Caras de mi vida pas
to que las botellas traqueteaban. Inmediatamente bajé la cabeza, mi cabello cayendo hacia adel
cabello rubio brillante, levantando su dedo anular. Un enorme diamante brillaba
ave y famili
primo Leo se lastimó. Qué trágico accidente. Damián es s
su mano entrelazada con la de Damián. Leo. Su primo. Las piezas encajaron, un rompecabeza
humillación. Lo reprimí rápidamente, concentrándome en mi
a chica-. Está absolutamente enamorado. Están
nido tintineante que
e ofreció una pequeña sonrisa tranquilizadora-. Solo demuestra que a la gente buena le pas
amián y yo, tirados en el suelo de mi dormitorio, planeando nuestro futuro. Él había hablado de una simple banda de plata, algo significativo, no ostentoso. Incluso me había dado un a
ffany, una chica de mi clase de historia del arte. Sus ojos, abiertos
. Las risas murieron, reemplazadas por una mezcla de sorpresa y diversió
Sofía Garza, la snob de arte del Tec, sirvi
que se sintió como un golpe físico. Mi dignidad
alsa preocupación-. Las chicas... hacen lo que el cliente quiera, ¿verdad? -Me miró,
z espesa por
lo razonable,
ión de fondos de la universidad, sonrió, sus ojos recorriendo mi cuerpo. Era un
ena para gente como nosotros, ¿verdad? -Se reclinó en su silla, un
"actuación especial" de la que Carla me habí
deramente depravados. Tocar una pieza clásica mientras estabas descalza sobre un bloque de hielo, vistiendo nada más que el uniforme
erente en su rostro, supe que no podía hacerlo.
rtamudeé, mi voz apenas un susurro-. Soy bastante bue
Héctor Valen
o? -Golpeó la mesa con el puño-. No olvides dónde estás, Sofi. Ahora solo eres una escort glorificada, ¿no es así? -S
s, desnudándome. Fue peor que cualquier cosa que pudiera haber imaginado. Me qu