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Una Noche, Su Legado Oculto

Capítulo 5 

Palabras:1343    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:21

ila

una muñeca de porcelana rota. Carlos, mi roca, parecía veinte años mayor, sus hombros pesados con el peso del duelo y del imperio en ruin

n de Julián, de la 'emergencia académica' de Helena. Me había perdido el adiós, s

rca de la parte trasera. Marcos Dávila. El hombre que me había atacado en el apartament

simpatía. Sus ojos, sin embargo, estaban fijos en mí, un brillo depredador en el

acia de mostrar su cara aquí,

s, dando un paso adel

s... una pequeña muestra de mi arrepentimiento. -Extendió el sobre hacia mi madre-. Para

e pesos. La cantidad exacta que Carlos había "donado" al laboratorio de Julián. La ir

sucio, Dávila -escupí,

l estrés de las... recientes dificultades de su empresa. -Hizo una pausa, sus ojos entrecerrándose ligeramente-. Saben, al

o? El rostro de Carlos se puso blanco.

o? -exigió Carlos, su

correo, y un poderoso imperio se desmorona. Y un hombre poderoso... cae. -Me miró directamente-. Qué lástima. Si tan

espalda. Estaba hablando de J

z temblando de furia reprimida-. ¡Le enviaste un c

, su voz bajando a un susurro teatral-. Pero verás, Camila, algunas personas son muy buenas para encontrar 'información'. Especialmente sobre cosas que se supone

e Helena. Sabía de los cie

sidiosa-. Simplemente te vio como un medio para un fin. Un medio de cien millones d

profanando la memoria de mi padre con sus grotescas insinuaciones. El dolor de la muerte de mi padre

leada desesperada e incontrolada de furia. Mi palma conectó con

rdían con puro odio. -¡Maldita perra! -rugió, escupiéndome las palabras-. Acabas de sellar el destino de

pero dos de los hombres de Dávila, que se habían mater

tu pequeña escapada con su preciosa Helena. Sabe que lo drogaste. Sabe que te le insinuaste. Y te odia

odiaba. La única noche que había robado, el único moment

ián. Sus ojos, fríos y duros, recorrieron la escena: Dávila, los hombres, mi familia angust

na palabra, Julián se acercó a mí, su mirada glacial, y me dio una bofetada que me volteó la cara.

nocimiento-. Cómo te atreves a profanar la memoria de Catalina mencionando su nombre en la mism

traición que por el dolor físico. Realmente

lián, cariño, ¿está todo bien? Escuché un alboroto. -Sus ojos se deslizaron hacia mí, un destello de mali

hacia Helena, su expresión suavizándose al instante. -No es nada, Helena. So

a, rota-. ¡Lárgate del funeral

a. Simplemente continuó guiando a Helena hacia afuera, dejándome allí de pi

uien se apoyaba en él, frágil e inocente. Mi ira, mi dolor, mi humillación, todo convergió en un

o una mezcla de conmoción y furia

i mano cubriendo la marca ardiente en mi

manchada. Y el hombre que una vez amé, el hombre que una vez creí que podría salvar, me ha

en un bloque de hielo. Ya no había vue

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