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Mi hija robada, mi vida destrozada

Capítulo 7 

Palabras:1366    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:57

ista de So

de risas forzadas, ahora resonaba con un silencio escalofriante, sembrada de globos desechados y pastel a medio

sa. Se acercó a mí, con las manos hechas puños-. ¿Estás trat

corrió a su lado, colocando una

sta. Ha sido un momento difícil para ella. -Sus

no de encima, su

ía! ¡Nos convirtió en el hazmerreír! ¿Sabes lo que e

no, desprovista de toda emoción-. ¿Te refieres a la construida sobre mentiras, engaños y adulterio?

destello de miedo reemplazando

recuperar el control-. Claramente no estás bien.

tirle a tu esposa durante tres años, intercambiar bebés al nacer, y luego conspirar para que la

e Ricardo palideció, luego se sonrojó carmesí. Se abal

maginando cosas! ¡Estás p

miraba fijamente-. ¿O simplemente estás aterrorizado de que tu mundo

stura, por la absoluta frialdad en mis ojos. Había

ave, casi un susurro-. Estás delirando. Necesitas disculparte

ser mi amiga, mi confidente, mi salvadora. La mujer que se había acostado con mi esposo en mi escritorio, que lo había ayudado a

useas. Mi mente reprodujo las imágenes de ella con Ricardo, los susurros, la conspiración. L

entido. No quedaba ninguna batalla que pelear con

la cortó el aire. Corrió hacia adelante, agarrando la mano de Ric

de vuelta a mí. Una sonrisa t

tando. -Atrajo a Camila en un fuerte abrazo-. Ve

Ricardo esperó hasta que se fueron, luego se volvió h

ecesitas que te encierren. -Sacó su teléfono, ya marcando-. Ya he concerta

ieres a los que me drogarán hasta la sumisión, bajo tu mandato? ¿Los que me d

ono, sus ojos

o estás bien. Y no permitiré que pongas en pe

e histérico-. ¡Tú pusiste en peligro a Camila mintiéndome durante tres años,

rre como hierro-. Irás a tu habitación y te quedarás al

encantador, no el esposo amoroso, sino un monstruo frío y

ita temblorosa nos ll

pi?

gura en su camisón, con los ojos gr

-dijo Ricardo, su voz suavizándose

ya corría ha

ojar a papi! -Llegó a mí, sus manitas empu

propia niña, la que había amado, ahora me rechazaba abiertamente, me apartaba. Fue un golpe final y devastad

aba muerto, se hizo añicos en un

hando el momento

protegerá. -Me lanzó una m

a y desesperada fuerza surgió en mí. Mi hija. Mi verdadera

o en su pecho. Una resolución fría y dura se instaló en mi mandíbula. Podían tener

eltas. Necesitaba un trago. Algo fuerte. Mi mano alcanzó un vaso,

do hasta la barra de la cocina. Ricardo se est

ratando de llamar mi atenc

ra no -dije,

tratando de alc

! -Dio un empujón frustrado,

or me recorrió el brazo mientras el líquido caliente me salpic

tó, apartan

lastimas a Camila! -Su preo

lo un entumecimiento profundo y escalofriante. Miré a Ri

de emoción-, esto es lo que sucede cuando construyes tu vida sobre

nado. Caminé hacia nuestra habitación, una extraña sensación de paz apoderándose de mí. O

. El clic de la cerradura, un sonido pequeño y definitivo, resonó

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