Me robaron todo: Ahora yo tomo lo mío
ilenciosas claramente lo habían desconcertado. No entendía la profundidad de mi desesperación, la finalidad de m
máticamente. Sus ojos revolotearon y se tambaleó precariamente, apoyándose
e en ella. Su voz, momentos antes llena de fría molestia hacia mí, ahora es
frágil-. No quiero causar más problemas. Quizás solo soy una ca
os, ahora abiertos de pánico, se dirigieron a mí, un destello de acusación en sus profundidades. M
digna de un Oscar. Mientras la alejaba, Jimena miró por encima del hombro, una sonrisa de sufici
plomó. La angustia emocional era tan profunda que se manifestaba físicamente, un dolor sordo extendiéndose por mi pecho, dificultando la respiración. Esto era todo. La
, era un espectáculo brutal, diseñado para romperme. Y por un momento, casi lo logró. Pero
piración profunda y temblorosa. Cuando los abrí, los últimos vestigios de amor, de esperanza, se había
é, mi voz corta
un toque de molestia y
mena no se siente bie
ndo fuerza-. No puede.
al instante. La máscara tierna se evaporó, revelando una rabia pura e inalte
dando un paso hacia mí,
rando su mirada furiosa sin pestañear-. Quiero
sonido áspero
mucho menos dejarme. -Dio otro paso, cerniéndose sobre mí, su presencia amenazante-. No
ó un atropello y fuga para proteger a su verdadero amor, la hija del hombre que me dejó lisiada. -Cada palabra era un golpe preciso y calculado, diseñado
i un genuino miedo parpadear en sus ojos. Retroc
su voz cargada de una negación desesperada-. ¡Lo hice por nosotros! ¡Por nuestro fut
vo espasmo de dolor. Su negación era tan transparente, ta
rapada. Sedada. Una prisionera en mi propia casa. Me que
. Su rostro estaba a centímetros del mío, su aliento caliente en mi piel-. ¿Crees que puedes simplemente irte? ¿Después de todo lo que he hecho por ti? ¿Quién te cuidaría? ¿Quién
as que habían definido mi vida durante tanto tiempo. Pero en lugar de desesperación, una ira fría y feroz surgió a través de mí. Hab
taba eq
fuego silencioso. Pensó que me había roto. Pensó que había ganado
erpo todavía temblaba por su agresión-. Y me iré. Y me asegurar
illido agudo resonó desde arriba, seg
or! -La voz de Jimena, estridente y
eocupación de pánico. Su agarre se aflojó en mi silla de ruedas. Sin otra palabra, se dio la vuelta y co
voz desesperada, su actuación todavía en