Mi matrimonio forzado con un caballero en coma
vista de
evelando un techo blanco y cegador. Estaba en un hospital. De nuevo. Un dolor familiar
apresuradamente, s
neutral-. Tuvo una caída bastante fuerte. Afortunadamente, no hay daños graves duraderos,
lia ni siquiera se habí
bueno que estás bien, hermanita! Estábamos tan preocupados al verte así. Mamá y Papá insistieron en que necesitaba un levantón de ánimo
oca de una tumba. Al entrar, escuché risas desde la sala de estar. La voz cantarina de Jimena, la risa indulgente de mi madre, la carcajada de Colberto. El murmullo familiar de Adrián.
tapiz floral, el tocador antiguo, los cachivaches de la infancia, todo se sentía
o de madera hecho a mano, un regalo de Colberto cuando tenía siete años, después de que mi primer cachorro muriera. Una cinta descolorida de una obra esco
nso jardín trasero, que una vez fue mi santuario. El sol poniente p
Las llamas lamieron el papel brillante, consumiendo nuestros rostros felices. Luego, el pe
e mi madre cortó el crepúsculo. Toda la familia, atraída por el
o moría la última brasa
ionado por la ira-. ¿Estás quemando viejos recuerdos?
na extraña mezcla de preocupac
imena estaba muy molesta. Siempre ha
e retorcía
s. No seas tan dramática. Podemos imprimir
Renunciar a mi riñón fue una pequeñez? ¿Ser empujada por las escaleras y dada por muerta fue una pequeñez? -Mi mirada recorrió sus rostr
io un paso
taba ayudar. Ha tenido una vida difícil. I
ara mí? ¿Para su verdadera hija? -Negué con la cabeza, el dolor en mi pecho un latido sordo-. No finja
nueva, un teléfono nuevo. Los torpes intentos de apaciguamiento de mis padres. Una táctica famili
sa, pesada con sus disculpas huecas, aterrizó con un
Jimena, con los ojos muy abie
ndo? ¡Son hermosos! ¡Mamá y
i mirada f
sonrisa vaciló-. Disfruta de mi antigua vida, Jimena.
nido de su silencio atónito una nota final y deliciosa en la sin