La Esposa que no Amo: Una madre para mi hijo
as, desde ya sentía la dureza de aquel colchón, sería una muy larga noche, pero al menos solo sería esa
emoci
era conocer el ros
rapidez s
de Q
o ni un solo rostro. Entró a más de siete sitios webs donde figuraba
lia Queen, en ella aparecía su padre, madre y dos herma
ía que sería extraño, pero todo en su boda era muy extraño, desde ese correo que le envió su padre, preguntándole si recordaba lo que él y su madre le habían dicho cuando ella era pequeña, que se casaría con uno de los hijos de la familia Qu
a y Mildred entró cuand
ella llegó a la casa, sus ojos se iluminar
ñor
padre? -pregun
eñora Rosario
ente, no sabiendo si
o salgo. Puedes ir
cosas, como por su vestido de boda y más detalles al respecto que ella desconocía.
tación y recorrió el camino hasta lle
tada en el sofá, estaba
o en su rostro o esos pechos de veinteañera que se había comprado. Chiara siempre supo que sus hermanas eran igual a su madre,
do ese el primer acercamien
estar en el extranjero, para Rosario no dejaba de ser la sombra de la primera esposa del señor Moretti-. ¿Cómo ha estado tu viaje? -Chiara c
ado muy
boda, ¿no es
o. Todo esto ha s
e no desea
e. -Rosario levantó su mano y Chiara se acercó
y los Queen en algún punto de la historia volverían a unir
¿
ermanas-dijo con un
ía q
pero si no te quieres casar, quedan dos hermanas para hacerlo. Y los Queen tienen hijos menores a
mi boda-Chiara se puso de pie, pero Rosario tomó
que estabas en uno de los mejores internados? ¿Es que solo era costoso? Porque cada maldito año mi
le g
ontestas! ¡Est
me dis
merecía. Tenía dos hijas muy hermosas, que destilaban belleza y elegancia, aptas y dignas para ser quienes enlazaran otra vez a los Moretti con los Queen, pero eligieron a Chiara, solo porque era a
que Rosario se encargaría de aplastar. La boda aún no se realizaba, po
ón tan noble y calmada pese a que sus cejas querían unirse y en su frente se dibujaban tres líneas, siendo lo único que podí
jas entraron en escena como si estu
ia, era tan bello, tan todo, que hizo que Chiara se pusiera de
estaba pasando. Rosario la sujetó con
, rodeado de perlas en la parte de la cintura, con un pequeño vuelo del lado atrás, sus ma
grimas, viendo que sus her
is vestidos. Quiero que s
s lucían unas brillantes sonrisas, bastante cómodas con toda la situación-. Mira, mira de cerca. Una de ellas dos p
a. Me elig
a soy yo! ¡Yo soy la señora Moretti! Y estas son mis
quiten los vest
e paga
dre! Entonces son mis vesti
na de las gemelas-. Solo
on mayores de eda
ú seas mayor de edad, entonces se puede esperar a que mis hijas l
dícula. ¿A qué hora llega mi
a-dijo la que estaba más p
na? ¿Hue
, en lugares llenos de monjas para ver si de ellas recib
go un
no te
la otra arremetiendo contra su cara, golpeándola frenéticamente. Chiara no se quedaba de brazos cruzados, pero la posición en la que estaba, con la cabeza hacia abajo y sometida por el cabellera, la dejaba en total desventaja, con sus manos intentaba defenderse, pero las gemelas sabían mantener la distancia de esas manos, Chiara quería ir hacia atrás, eso solo arrojaba más dolor hacia ella, sentía que todo su cabello era arrancado de su cráneo, lloraba, pero no dejaba de
perra! -gritó
habían someti
Rosario solo las miraba, disfrutando de
era la otra señora del servicio, tan solo
desataría caos, pero jamás se imaginaron que la
ya que ella insiste en casarse. Que el
nas. Con ellas intentaba de todo, pero el peso de su hermana no la dejaba hacer mucho má
e todos modos
an eso con la señorita Chiara. Canela la vio nacer, la cuidó en las noches cuando su madr
del servicio que tenía todos esos años con ella y
a canoso y mirada arrugada. Rosario no tenía ninguna queja de ell
uieres,
su cara antes de la boda, creo que se enojarían bastante con los causan
o pensó por
entréguenl
arnelly fue la primera en bajar la cremallera de su vestido allí mismo, quedándose en ropa in
a, pero no con la misma f
lo estiró con ambas manos y la tela hizo aquel típico ruido al rasgarse-. Tenías que haber te
in dejar de llorar, no podía levantar la mira
mi vista! -o
iara a ponerse de pie, sacándo
pequeña habitació
con cuidado su rostro. Todo le dolía, el pecho por el tacón
u padre llegara a casa o que llegara el día d
onfianza en su boda,