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La Esposa que no Amo: Una madre para mi hijo

Capítulo 2 2

Palabras:2224    |    Actualizado en: 30/11/2025

as, desde ya sentía la dureza de aquel colchón, sería una muy larga noche, pero al menos solo sería esa

emoci

era conocer el ros

rapidez s

de Q

o ni un solo rostro. Entró a más de siete sitios webs donde figuraba

lia Queen, en ella aparecía su padre, madre y dos herma

ía que sería extraño, pero todo en su boda era muy extraño, desde ese correo que le envió su padre, preguntándole si recordaba lo que él y su madre le habían dicho cuando ella era pequeña, que se casaría con uno de los hijos de la familia Qu

a y Mildred entró cuand

ella llegó a la casa, sus ojos se iluminar

ñor

padre? -pregun

eñora Rosario

ente, no sabiendo si

o salgo. Puedes ir

cosas, como por su vestido de boda y más detalles al respecto que ella desconocía.

tación y recorrió el camino hasta lle

tada en el sofá, estaba

o en su rostro o esos pechos de veinteañera que se había comprado. Chiara siempre supo que sus hermanas eran igual a su madre,

do ese el primer acercamien

estar en el extranjero, para Rosario no dejaba de ser la sombra de la primera esposa del señor Moretti-. ¿Cómo ha estado tu viaje? -Chiara c

ado muy

boda, ¿no es

o. Todo esto ha s

e no desea

e. -Rosario levantó su mano y Chiara se acercó

y los Queen en algún punto de la historia volverían a unir

¿

ermanas-dijo con un

ía q

pero si no te quieres casar, quedan dos hermanas para hacerlo. Y los Queen tienen hijos menores a

mi boda-Chiara se puso de pie, pero Rosario tomó

que estabas en uno de los mejores internados? ¿Es que solo era costoso? Porque cada maldito año mi

le g

ontestas! ¡Est

me dis

merecía. Tenía dos hijas muy hermosas, que destilaban belleza y elegancia, aptas y dignas para ser quienes enlazaran otra vez a los Moretti con los Queen, pero eligieron a Chiara, solo porque era a

que Rosario se encargaría de aplastar. La boda aún no se realizaba, po

ón tan noble y calmada pese a que sus cejas querían unirse y en su frente se dibujaban tres líneas, siendo lo único que podí

jas entraron en escena como si estu

ia, era tan bello, tan todo, que hizo que Chiara se pusiera de

estaba pasando. Rosario la sujetó con

, rodeado de perlas en la parte de la cintura, con un pequeño vuelo del lado atrás, sus ma

grimas, viendo que sus her

is vestidos. Quiero que s

s lucían unas brillantes sonrisas, bastante cómodas con toda la situación-. Mira, mira de cerca. Una de ellas dos p

a. Me elig

a soy yo! ¡Yo soy la señora Moretti! Y estas son mis

quiten los vest

e paga

dre! Entonces son mis vesti

na de las gemelas-. Solo

on mayores de eda

ú seas mayor de edad, entonces se puede esperar a que mis hijas l

dícula. ¿A qué hora llega mi

a-dijo la que estaba más p

na? ¿Hue

, en lugares llenos de monjas para ver si de ellas recib

go un

no te

la otra arremetiendo contra su cara, golpeándola frenéticamente. Chiara no se quedaba de brazos cruzados, pero la posición en la que estaba, con la cabeza hacia abajo y sometida por el cabellera, la dejaba en total desventaja, con sus manos intentaba defenderse, pero las gemelas sabían mantener la distancia de esas manos, Chiara quería ir hacia atrás, eso solo arrojaba más dolor hacia ella, sentía que todo su cabello era arrancado de su cráneo, lloraba, pero no dejaba de

perra! -gritó

habían someti

Rosario solo las miraba, disfrutando de

era la otra señora del servicio, tan solo

desataría caos, pero jamás se imaginaron que la

ya que ella insiste en casarse. Que el

nas. Con ellas intentaba de todo, pero el peso de su hermana no la dejaba hacer mucho má

e todos modos

an eso con la señorita Chiara. Canela la vio nacer, la cuidó en las noches cuando su madr

del servicio que tenía todos esos años con ella y

a canoso y mirada arrugada. Rosario no tenía ninguna queja de ell

uieres,

su cara antes de la boda, creo que se enojarían bastante con los causan

o pensó por

entréguenl

arnelly fue la primera en bajar la cremallera de su vestido allí mismo, quedándose en ropa in

a, pero no con la misma f

lo estiró con ambas manos y la tela hizo aquel típico ruido al rasgarse-. Tenías que haber te

in dejar de llorar, no podía levantar la mira

mi vista! -o

iara a ponerse de pie, sacándo

pequeña habitació

con cuidado su rostro. Todo le dolía, el pecho por el tacón

u padre llegara a casa o que llegara el día d

onfianza en su boda,

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