icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

La verdad: Su sufrimiento

Capítulo 3 

Palabras:1436    |    Actualizado en: 26/11/2025

de A

había dejado allí, tal como me había dejado en todas las demás formas imaginables. Los minutos se convirtieron en horas, el sil

un vaso de agua, su rostro una máscara de preo

éfono vibró. Lo miró, y un destello de algo, urgencia, cruzó su ros

iado débil para moverme, demasiado desconsolada para que me importara. El dolor físico era un latido sordo, pero la agonía emociona

ntrolablemente, mis labios azules. Me ayudó a salir, su rostro grabado con preoc

volvería pronto",

estado en quedarse ni un momento cuando mi cuerpo

n cuidado más completo. Me trasladaron a otra ala del hospital, u

rodeaba la cintura de Sofía, su cabeza inclinada, susurrándole algo. Ella se rio, un sonido brillante y despreocupado que destrozó mi último nervio. Llev

ta, me vieron. La sonrisa de Gabriel vaciló. Los ojos de Sofía se abrieron de par en par,

z plana. Acercó a Sofía, como

s que dar, se retorció en agonía. Un dolor agudo y abrasador me atravesó, como si mil pequeñas agujas perforaran mi carne. Me sentí mareada, un dol

rápidamente empujó la silla de ruedas más

usurró la enfermera, su mano tocando

rla, justo frente a mí, después de que acababa de asesinar a nuestro hijo y dejarme sangrando. Había visto mi dolor, mi humillación, mi quebranto, y eligió mostrar su inf

ia, lamento mucho... todo", dijo, sus ojos evitando los míos. "Pero necesitas entender. Sofía..

la narrativa. Siguiendo culpán

a de abajo, la que contrataste... Leo? ¿De qué se trata

lente profesional. Necesitaba a algu

e tensó. "¿Un papel? ¿Qué

a, observando su rostro. No había celos, ni ira esta vez. Solo una mirada vacía. No

pausa, luego se levantó. "Tengo que i

o se cayó en el momento en que se dio cuenta de que

lta sociedad. Estaba invirtiendo mucho en ella, preparándola para ser el rostro de su futuro, no solo profesionalmente, sino personalmen

Las cuentas ocultas. Los activos que había asegurado meticulosamente, pieza por pieza, bajo el radar. Mi

lo inmobiliario. Hasta que comenzaron los susurros. Susurros sobre sus gastos lujosos. Susurros sobre los fondos misteriosamente menguantes de la empresa. Susurros que se convirtieron en gritos cuando un importante evento de

or su incompetencia, sino por el escándalo público. Me culpó a mí, po

voluntariamente en una clínica psiquiátrica. "Para observación", dijo, su voz d

rarme. Pero en la silenciosa habitación a

antes, parecía triunfante. "¿Te sientes mejor, Alicia?", preguntó, una sonrisa cruel jugando en su

je, mi voz ronca, pero firme. "Int

joven. Comete errores. Tú

abios. "Gabriel, ella intentó reemplazarme. Atacó

ncomprendida. Y tú solo estás celosa". Se inclinó, su voz bajando a un susurro peligroso. "Si

a. "¿Por qué ella? ¿Por qué desechaste todo

Alicia, tú eras... cómoda. Predecible. Sofía.

lo que quedaba de él, no sintió nada. Ni dolor, ni ira. Solo un profundo

as cortando el aire estéril. "Quiero s

, no seas tonta. Tenemos demasiado atado j

el", dije, mi voz ganando fuerza. "Q

glas habían cambiado. Y él no te

Obtenga su bonus en la App

Abrir