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La verdad: Su sufrimiento

La verdad: Su sufrimiento

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1748    |    Actualizado en: 26/11/2025

ía costado todo. Nuestro matrimonio era una cáscara vacía, y su crueldad

de diez años, Bety, con tanta fuerza que le reventó el tím

cuerpo inconsciente y g

i hermano y ahora había maltratado a u

mado durante dieciséi

do durante tanto tiempo se consumieron,

caminé directamente hacia él y le di una bofetada en la cara. "Mi familia es mi límite,

ítu

rataba de unas pocas noches o un viaje de negocios; era un fantasma en nuestra cama, un espacio vacío en la mesa d

ón. Incluso esas ridículas velas aromáticas que prometían paz interior. Nada func

. No era Gabriel. No realmente. Pero se parecía lo suficiente como para engañar a mi mente cansada por unas horas. Tenía

nte similar a la de Gabriel. Estaba en el umbral de nuestra (mi) recámara principal, con un ligero

enas un hilo. "Solo..

los gestos como bailarines en un ballet macabro. Se sentó en el borde de la cama, tal como

zando la esperanza en mi tono. Era una frase de nuestro pasado, de hace una

ajo, Alicia. Ya sa

razón, a pesar de todo, se encogió. Esta era la parte en la que mi antiguo yo intentaría

voz una calma forzada. Mis dedos se crisparon,

luces de la Ciudad de México, dándome la espalda. I

ión se volvió denso. Era el momento. La verdadera pr

a, Alicia. Te preocupas demasiado. Sofía es una arquitec

a. Incluso en esta retorcida sim

ia voz, aguda y desconocida. "¿A

ón, copiando perfectamente a Gabriel. "No empieces, Alici

to no era solo un recuerdo; era una rec

o que está justo frente a mí? ¿Las noches tardías, la 'orientación', la form

pesar de mí misma. "¡Estás siendo irracional! Es una empleada. Nada más.

os recibos de las cenas no son reales? ¿Los mensajes de te

a, el movimiento característico de Gabriel antes de des

!", grité, las palabras saliendo a trompicone

isteria! ¡Quizás si no fueras tan... demandante, tan desconfiada,

ia, el nudo retorcido de la humillación. Me estaba

rabia un fuego frío en mis venas. "¿Crees qu

s sido. Sofía... ella simplemente entiende. No e

nólogo exacto que Gabriel me dio hace un año, la noche que encontré un arete de d

vo comienzo?", desafié, mi voz tembla

n mucho tiempo". Hizo una pausa y luego agregó, su voz goteando condescendencia: "Y si

a vida que habíamos construido juntos. Esto ya no era una simulación; era mi pasado, pre

ad agonizante. Pero algo en mí se quebró. No de ira, sino de un

, la furia reemplazada por un profundo vacío. "Sufic

o por mi cambio repent

del 'esposo amoroso que regresa a casa, cansado pero feliz de estar con su espo

suspiró. "Está

s hechas sobre lo afortunado que era. Sus brazos se sentían como los de Gabriel, el aroma de su perfume idéntico. Mi cuerpo respondió por costumbre, o quizás, por

or que había muerto hacía mucho tiempo, sostenido por un actor pagado. La vi extenderse an

n que yo misma había creado, reforzada por un hombre que había dejado de verme hac

así. Ni u

en nuestro drama escenificado. Leo se apartó,

abriel estaba allí, en carne y hueso, con aspecto cansado,

escudriñando mi rostro, bus

na. Solo un espacio

dí, mi voz firme.

ue todavía estaba de pie junto a la cama, con aspe

, exigió, su voz

o. "Gracias, Leo.

pasó junto a Gabriel, ofrecien

fijos en mí. "¿Qué dem

dome de hombros. "Nunca estabas aquí, así que contr

una mezcla de ira e incredulidad

Su cabello rubio caía perfectamente sobre sus hombros, sus ojos

n?", preguntó, su voz un

"Oh, está perfectamente bien, Sofía", dije, haciéndome a un lado, indicándole

e incertidumbre en sus ojos inocentes. Mi compostura era inquebrantable. El

uniforme, inflexible. "H

e sentía... estimul

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