La verdad: Su sufrimiento
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ía costado todo. Nuestro matrimonio era una cáscara vacía, y su crueldad
de diez años, Bety, con tanta fuerza que le reventó el tím
cuerpo inconsciente y g
i hermano y ahora había maltratado a u
mado durante dieciséi
do durante tanto tiempo se consumieron,
caminé directamente hacia él y le di una bofetada en la cara. "Mi familia es mi límite,
ítu
rataba de unas pocas noches o un viaje de negocios; era un fantasma en nuestra cama, un espacio vacío en la mesa d
ón. Incluso esas ridículas velas aromáticas que prometían paz interior. Nada func
. No era Gabriel. No realmente. Pero se parecía lo suficiente como para engañar a mi mente cansada por unas horas. Tenía
nte similar a la de Gabriel. Estaba en el umbral de nuestra (mi) recámara principal, con un ligero
enas un hilo. "Solo..
los gestos como bailarines en un ballet macabro. Se sentó en el borde de la cama, tal como
zando la esperanza en mi tono. Era una frase de nuestro pasado, de hace una
ajo, Alicia. Ya sa
razón, a pesar de todo, se encogió. Esta era la parte en la que mi antiguo yo intentaríavoz una calma forzada. Mis dedos se crisparon,
luces de la Ciudad de México, dándome la espalda. I
ión se volvió denso. Era el momento. La verdadera pr
a, Alicia. Te preocupas demasiado. Sofía es una arquitec
a. Incluso en esta retorcida sim
ia voz, aguda y desconocida. "¿A
ón, copiando perfectamente a Gabriel. "No empieces, Alici
to no era solo un recuerdo; era una rec
o que está justo frente a mí? ¿Las noches tardías, la 'orientación', la form
pesar de mí misma. "¡Estás siendo irracional! Es una empleada. Nada más.
os recibos de las cenas no son reales? ¿Los mensajes de te
a, el movimiento característico de Gabriel antes de des
!", grité, las palabras saliendo a trompicone
isteria! ¡Quizás si no fueras tan... demandante, tan desconfiada,
ia, el nudo retorcido de la humillación. Me estaba
rabia un fuego frío en mis venas. "¿Crees qu
s sido. Sofía... ella simplemente entiende. No e
nólogo exacto que Gabriel me dio hace un año, la noche que encontré un arete de d
vo comienzo?", desafié, mi voz tembla
n mucho tiempo". Hizo una pausa y luego agregó, su voz goteando condescendencia: "Y si
a vida que habíamos construido juntos. Esto ya no era una simulación; era mi pasado, pre
ad agonizante. Pero algo en mí se quebró. No de ira, sino de un
, la furia reemplazada por un profundo vacío. "Sufic
o por mi cambio repent
del 'esposo amoroso que regresa a casa, cansado pero feliz de estar con su espo
suspiró. "Está
s hechas sobre lo afortunado que era. Sus brazos se sentían como los de Gabriel, el aroma de su perfume idéntico. Mi cuerpo respondió por costumbre, o quizás, por
or que había muerto hacía mucho tiempo, sostenido por un actor pagado. La vi extenderse an
n que yo misma había creado, reforzada por un hombre que había dejado de verme hac
así. Ni u
en nuestro drama escenificado. Leo se apartó,
abriel estaba allí, en carne y hueso, con aspecto cansado,
escudriñando mi rostro, bus
na. Solo un espacio
dí, mi voz firme.
ue todavía estaba de pie junto a la cama, con aspe
, exigió, su voz
o. "Gracias, Leo.
pasó junto a Gabriel, ofrecien
fijos en mí. "¿Qué dem
dome de hombros. "Nunca estabas aquí, así que contr
una mezcla de ira e incredulidad
Su cabello rubio caía perfectamente sobre sus hombros, sus ojos
n?", preguntó, su voz un
"Oh, está perfectamente bien, Sofía", dije, haciéndome a un lado, indicándole
e incertidumbre en sus ojos inocentes. Mi compostura era inquebrantable. El
uniforme, inflexible. "H
e sentía... estimul