icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Él eligió al perro; yo elegí el imperio

Capítulo 2 

Palabras:1110    |    Actualizado en: 18/11/2025

vista d

a de traición. *Emilia. Pobre Emilia. Tan confiada, tan ingenua*. La frase resonaba, burlándose de mí. La Ciudad de México que una vez amé, la ciudad que prometía sueños, ahora se sentía fría e indiferente. Habían pasa

mbición de Alejandro, se cernía contra el cielo nocturno, sus pisos superiores todavía encendidos. Solía ser un símbolo de nuestro

isas puntuadas por el tintineo de las copas de champán. Es

-dijo una mujer, su voz aguda perforando la relativa qui

inter

la próxima semana? El mismísimo Alejandro Garza se

mi fórmula, mi legado robado. Estaban celebrando su éxito, construido sobre mi ruina. La san

ndo bajo las luces de la calle. Se veía más impresionante, más segura de lo que la había visto nunca. La mujer que una vez envidió cada uno de mis pasos ahora irradiaba un aura de triunfo

a de mi corazón. Su mirada recorrió la calle, y por una fracción de segundo, sus ojos se en

, su expresión endureciéndose en algo ilegible. Se separó de Carla y comenzó a caminar ha

¿De verd

ayada, una mezcla de falsa p

o. ¿Qué haces aq

palabras de acusación atascadas en mi ga

cariño, ¿q

lto y de cabello plateado que reconocí como un prominente analista de la industri

tándome como si fuera una conocida lejana-. Solía trabajar para nos

áneo. Mi puesto. El trabajo de mi vida. Robado, reempaque

un resentimiento infantil, ahora tení

a pasado tanto tiempo!

n teatral de afecto. Su aliento era cá

ulas, querida? Están haciend

más profundamente que cualquier cuchillo. No solo

iado desde Coahuila, supuestamente a Alejandro, para ayudar a limpiar mi nombre, había estado alimentando el

esesperado para que reconociera la verdad. Él desvió la mirada, su mandíbula tensa, un dest

tamudeó, apartándose-. Una ur

cia mí, su v

to verte. Nos pond

a, arrastrando

gritar-. ¿Me vas a d

geramente, sus labios torciéndose en una sonrisa triunfant

decedor. El auto negro, que llevaba a mis traidores, se mezcló con el tráfico de la noche, dejándome desolada y

bía compartido con el hombre que amaba. Necesitaba respuestas. Necesitaba confrontarlos. Quizás, solo quizás, ha

que habíamos elegido juntos por capricho después de una cena romántica. Era nuestro aniversario. O lo que yo pensaba que era nuestro aniversario. *

ue cualquiera que hubiera sentido antes, me e

Obtenga su bonus en la App

Abrir