Ya no soy un mero número: Me elevo
rada. Ni una. Observé su espalda mientras se alejaba, la imagen grabándose en mi conciencia, una confirmación final y brutal. Sin impo
ales. Un dolor sordo palpitaba detrás de mis ojos, y mi cabeza estaba envuelta en grue
algunas laceraciones menores, pero estará bien". Hizo una pausa, consultando su porta
de golpe. Kael. Estaba en el umbral, una silueta
o, su voz cortante. "Y
igeramente de sorpresa, luego asintió,
len". Me dio una mirada compasiva mientras se ib
queña habitación, haciéndola sentir sofocante. Extend
oda?", pregunt
toque, una rep
es aquí, Kael? ¿Olvidaste asegurarte de que estuviera realmente mue
ndíbula tensándose ca
muerta, Bella. ¿O tienes a alguien más en tu vida a q
, dirigido directamente a la part
olor y en las garras manipuladoras de mi madrastra. Había construido muros a mi alrededor, ladrillo a ladrillo doloroso, pero Kael, a su manera retorcida, había encontrado las grietas. Había volcado todas
nte. ¿Crees que eres el único que importa? No eres más que un.
l me había herido a mí. Eran una mentira, pero una necesaria. Cualquier
lo había hecho. Conocía cada una de mis señales. Pero antes de que pudiera respon
ñorita Warren pregunta por us
Kael, una risa amarga bu
n. "Ve con tu angustiado amor verdadero.
ra fugaz cruza
me pidió que te viera, Bella",
ada y llorosa. Resonó en la habitación estéril, un sonido de desesperación absoluta. Me agarré la cabeza vendada, el movi
un silencio escalofriante. Mis ojos, desprovistos
dosamente elegida. "No estoy tan desesperada como para confundir una
ue ni siquiera me había dado cuenta de que estaban cayendo. Conocía mi orgullo. Sabía lo raramente que lloraba. Sabía cuánto debía estar sufriendo para dejar que él viera esto. Abrió la boca,
is lágrimas, calientes e interminables, fluyeron libremente, lavando los últimos restos de lo que pensé que teníamos. Pero eventualmente, incluso las lágrimas
, reflejando el dolor más profundo en mi alma. Escuché los chismes de las enfermeras, susurros sobre "el se
to a la cama de Alba, pelándole suavemente una manzana, su cabeza inclinada cerca mientras compartían una broma privada. La sonrisa de
e final y definitivo. Había hecho su elección, fuerte y clara. Cerré los ojos, un voto silencioso formándose en las profundidades de mi ser destrozad