Por favor, no te enamores
en sus oídos, si perdía ese minúsculo departamento, sentía que desaparecería, cada uno de los pequeños recue
z su jefe y solo entonces Sofía giro a ver
ratando de recordar cómo se rezaba, pero su mente solo podía mostrarle el
ado a otro, aunque estaba más preocupado por su salud, ¿acaso padecía alucinaciones auditivas? Como podía ser
EO, era un buen hombre, al menos siempre la trato bien era un buen jefe, aunque eso no le asegurab
vez en sentarse en aquel lugar, pues del año y medio que llevaba trabajando para Alexander, nunca tuvo tiempo de ocupar esa silla, su jefe era u
elevo una mano y Sofía guardo silencio, tratando de recordar si la presencia de Dalton en su lugar de trabajo infringía algún tip
afectar su rendimiento en esta empresa... - claro que sí, eso es lo que estaba buscando, la duda de que ella pudiera cumplir con su trabajo, y así poder despedirla sin indemnización. - Además de ¿Por qué la llamo señorita Anderson? Tengo entendido que usted está casada, y su apellido es Johnson. - claro que recordaba aqu
nte. - El abogado Dalton, es quien representa al banco, estoy atrasada con los pagos de la hipoteca de mi hogar, pero le puedo asegurar que lo de hace un rato no se repetirá. - insistió tratando de pasar el nudo que se le formaba en la garganta, antes de decir eso que tanto dolor le
udado recientemente, pero no podía notar nada fuera de lugar, aunque claro el uniforme era color bordo, algo que tamb
soltó de pronto, avergonzándose una vez más, y sumándole el miedo de q
lamento, no quise ser irrespetuoso y poco sensible, es solo que... no... no recuerdo... - ¿Qué le podía decir? ¿No recuer
¿cuántas vacaciones o días festivos desperdicio? Y todo porque el señor Thompson estaba trabajando y la necesitaba, no era como que pensara que ella era especial para el CEO, per
yo no sepa de su perdida, ¿Cómo es que no se tomó días? ¿Cómo le hemos permitido continuar trabajando sin tomarse un tiempo para recuperarse? - una mínima de calidez se extend
se sentía mal al decir aquello, no era un crimen y solo era la verdad, pero se decían tantas cosas del pobre hombre, que Sofía sentía que, con solo recordarle su torm
Sofía. - era un hombre que había nacido para nadar entre tiburones, descubriendo estrellas y llevando a delante un gran imperio de producciones, sabia como hablar y que decir y prueba de ello fue el hecho de que llamo p
firmación, pero había cierta duda en su voz y Alexander se dio cuenta que la mujer segu
esar a trabajar, es una emplead
la pena que cargaba y el tiempo que tanto él como ella estuvieron fuera, la empresa no sufrió pérdidas,