La chica de Vincenzo: Venganza por mi traición mafiosa
ía
La extensa propiedad, que alguna vez fue un santuario, ahora era una jaula do
n la que sabía que los Morales tenían participación, un hecho del que Damián no tenía ni idea. Usé una frase en clave que mi padre me había dado años atrás, una reliquia de una vida que ha
con la lente apuntando directamente al s
l perfume de otra. Sonrió cuando me vio, la mis
besó, sus labios una marca de hipocresía en los míos. Su mano fue a mi vientre, acariciando la
mentos después, con un vaso de leche tibia en la
padre resonó en mi me
, con voz dulce, mient
costoso traje. -¡Oh, lo siento mucho! -exclamé, limpiando la mancha
Mientras estaba de espaldas, cambié su vaso por uno id
la leche simple, haciendo un espectáculo de cuánto l
chica
é aquí un rato. -Me acurruqué en el sofá, directamente en
y. Se pararon sobre mí, sus rostros iluminados por la tenue luz de una sola lámpa
voz un susurro venenoso-.
huy, sus ojos recorriendo mi cuerpo d
ó-. Lo usaremos en la fiesta. La mantendrá lo suficientemente consciente co
odias tanto?
e mis ojos. Cada vez que la miraba, se suponía que debía pensar en mí. P
o. Damián entró, y detrás de él, un
e-. Uno de los que más apostó. Quería
la sangre.
muestra del interior de mi mejilla. -Solo probando los niveles del sedan
ndo intercambiado. Damián y Elena se fueron,
músculo de mi cuerpo a permanecer flácido mientras Pancho se inclinab
urmuró-. No puedo
con un clic. Esperé, contando hasta quinientos en el silenc
do a una nube segura. Eviden
ala sin una mirada, dirigiéndose escaleras arriba. Era mi oportunidad. Tomé su teléfono de donde lo había dejado en la mesa de centro. Lo
reció una lista de grup
un nombre, y el aire
asta de