La chica de Vincenzo: Venganza por mi traición mafiosa
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heredero del imperio criminal de mi esposo.
ctomía, con fecha de un año atrás, seis
. Lo escuché admitir que dejó que sus hombres me profanaran, convirtiendo mi embarazo en una
i hijo... todo era
osa sobre la mujer q
nal, hice una sola llamada al único
baja-. Estoy lista
ítu
ía
forma en que supe que mi vida había sido una mentira: en
ificado de
cho meses
so del Norte. Él era un hombre tallado en sombras y violencia, un rey en una ciudad que se doblegaba a su voluntad. Par
amor estúpido y temerario, de esos que te hacen huir de tu propio apellido,
puro y tequila. Pasé la mano por mi vientre hinchado, un recordatorio constante y g
oba siempre había estado prohibido. Pero la llav
miento: Vasectomía. La fecha era de hacía un año. Seis meses
de que mi mente pudiera reaccionar. Tenía que verlo. Tenía q
en el corazón de San Pedro. Los guardias conocían mi cara. Asintieron mientras
ndo llegué a las pesadas puertas dobles,
estruendosas. Eran Damián
de burla-. Anda por ahí como una santa embaraza
eló a centímetr
oso. Estaba hueca, cargada de un desprecio ta
la caída -dijo, su tono plano y aburrid
l sonido de hielos tintineando en un vaso-. Toda esta obra maestra de
hablar, su voz era diferente. Más suave. Casi devota.
ografía guardaba junto a su cama, la que, según él, era solo un rec
ja amargura-. Y mientras ella estaba allá, pasó por un infierno. Golpeada, usada por malandros de l
ue no había encontrado a nadie importante, solo un reemplazo temporal. Pero Elena... vio el parecido. Vio un fantasma con su cara,
s ojos. Siempre me había dicho que se había
uiero que tomes a esta sustituta, a esta chica que tiene mi cara, y quiero que le construyas un trono solo para que puedas verla arder en él. Hazla sentir como una
mis oídos. Esto no era solo una traición.
tó Chuy, su voz un silb
te niño, este supuesto linaje, significa menos para mí que la paz mental de Elena. Cada hombre que apue
uy-. Entonces, cuan
o -terminó Damián por él-. Tal como ella lo
s, algo más surgió de las ruinas de mi corazón. Era frío. Era afil
e bebé, mi hijo, era su victoria hecha carne. U
a dejar q
mis contactos, pasando por los amigos que había hecho en esta vida falsa, hasta un
ó cuando la lla
a-. Soy Sofía. Estoy l