LA ELEGIDA DEL ALFA
pero no aparté la mirada. Con paso firme, me acerqué y me senté a su mesa
, dije, intentando m
la cabeza co
e q
s cerca, pero nunca te acercas.
so que tenía en las ma
, Clara. Secretos que pueden ser peligr
No podía echarme atrás, porque esta podrí
mente, arrojó varios billetes sobre la mesa, suficientes para cubrir su be
e los secretos, querida
s siniestras palabras: "Deberías tener miedo de los secretos, querida, porque pueden matar". El miedo que sentía aún resonaba en mi cuerpo, pero la curiosida
a. Tienes que mante
secretos y peligros. A pesar de las advertencias de Sarah, la obsesión por desentrañar el enigma de Ethan ya había comenzado. La fascinación por él era abrumadora. No podía entender qué era, pero la atracción era innegable, visceral.
oso y que era mejor que me mantuviera alejada. Insistió tanto que la convencí para que me ayudara. Juntas, comenzamos a investigar a Ethan. Exploramos casas abandonadas y senderos forestales, buscando pistas sobre su pasado. Sarah, con s
escalofrío que me recorrió la espalda. El aire se volvi
eguntó en un tono
espalda. El aire se densificó y un olor
?", pregun
con un brillo
erca." Miré a mi alre
n?", p
n árbol antiguo con un tron
tá obse
. Sentí que Sarah tenía razón. Alguien
ntana. Sarah me apartó, diciéndome que no tenía buen aspecto y que podría ser peligroso en ese momento. El miedo
lo, pero nadie sabía nada de él ni de su familia. Era misterioso, un hombre al margen de la sociedad. Sarah dijo que era como una
a. Era extraña, distorsionada, como una criatura d
a imagen de Ethan, con su mirada penetrante, persistía en mi mente. ¿Qué ocultaba? ¿Por qué nadie sabía
sus páginas, encontrando historias de sucesos inexplicables, desapariciones misteriosas y secretos ancestrales. Con cada página, la atmósfera de Willow Creek se volvía más densa, más cargada de mist
te, decidí con
a algo a Ethan?",
con se
ecretos, Clara. Las cosas no
onfirmaron mis sospechas. Había algo que no me contaba, algo que conec