Mi boda, no contigo
ista de Bá
había dado cinco años de mi vida, mi lealtad, mi cuerpo. Había construido mi mundo alrededor de él,
r después del accidente, cuando el mundo era un caleidoscopi
itación del hospital-. Me salvaste. Cásate conmigo. Déjame pasar el resto de mi vida compen
el frío, la decisión de una fracción de segundo que había cambiado mi vida para siempre. ¿Cómo podría no hacerlo
Kael no atesoraba el recuerdo; lo esgrimía. Era su carta p
e, Bárbara, pero se exacerba con el estrés. La angustia emocional extrema
n terremoto, los cimientos agrietándose bajo mis pies. Presioné la palma de mi mano contra mi esternón, tratando de mantenerme físicamente entera, de rep
l brilló en la pantalla. Dejé que sonara cuatro vec
ue
. Oye, las cosas se alargaron en la oficina. Vamos a llevar a un cliente
laro. Su nomb
abismo de todo lo
ra me costó más esfuerzo
es tod
l. Ok. D
ente sorprendido por mi falta de protesta.
or. No me esperes despierta. Llevaba cinco años esperándolo despierta. Esperando que me v
el edredón blanco impecable un crudo recordatorio de la boda que ahora era una mentira. Alrededor
nsación de pavor retorciéndose en mi estóm
irmemente alrededor de la cintura de Ana Pau. Ella estaba pegada a su costado, su cabeza descansando en su hombro, sus ojos entrecerrados en una mirada borracha y de adoración.
ntarios los que real
an perfect
su Reina! ¡
pensaban que se casarían. Hay cosas qu
na chica llamada Lorena. "@KaelCardenas Güey,
erando. La respuesta de Kae
bien. Y si no, pues n
lación, mi propia existencia era solo un inconvenien
ejé mi teléfono, boca abajo en la mesita de noche. No dejaría que me viera desmoronarme. Ya no
a de seguimiento con el Dr. Sáenz. La lluvia caí
-preguntó amablemente la enferm
on una sonrisa que no llegó
chamarra, pero el frío se me metió hasta los huesos. Mientras esperaba que cambia
del copiloto, un gesto de caballerosidad que había abandonado hacía mucho tiempo conmigo. Y colgado de su brazo, pr
alen
odía molestarse en llevar a casa él mismo el vestido de un millón de peso
los charcos. Para cuando entré a trompicones por nuestra p
pués, sacudiéndose unas gotas de agua de
¿qué te pasó? Pare
asa -dije,
ió el
se abrieron en un breve y fugaz momento de
do ayer por la mañana. Y el día anterior. L
te en molestia-. ¿Cómo te fue? ¿Finalmente te dieron d
mi lucha continua, todo
os claros y firmes por primera ve
ervio óptico es permanente. Siempre habrá riesgo
un momento. Luego soltó u
nunca va a terminar. Siempre vas a tener es
re que creía conocer, el hombre que había salvad
empre es algo contigo, ¿no? Un dolor de cabeza, una mancha bor
n el cuello de su impecable camisa blanca. El tono e
n el cuello -dije, mi
ndo a su cuello en un re
eno-, que debería tener más cuidado con su vestido de u
e pálido a carme
siguiendo?
tó, avanzando hacia mí-. ¡Se le mu
murió el mes
tados por la desesperación de un hombre atrapado en una mentira-. Tú no entiendes, n
¿Y qué hay de tu responsabilidad conmigo? ¿Tu prometida? ¿La que caminó sola a casa bajo
-. ¡Eso fue un accidente!
nombre de Ana Pau brillaba en la pantalla. Contestó, su v
¿Qué pasa?
do y teatral sal
.. creo que me está dando
Ni siquie
. Se detuvo, con la mano en el pomo, y lanzó una
l amor de Dios, trata de no se
de él. El sonido resonó en el espacio silencios
ba que yo estaba
nte cinco años, no había estado ciega por un nerv