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Mi boda, no contigo

Capítulo 2 

Palabras:1726    |    Actualizado en: 23/10/2025

ista de Bá

había dado cinco años de mi vida, mi lealtad, mi cuerpo. Había construido mi mundo alrededor de él,

r después del accidente, cuando el mundo era un caleidoscopi

itación del hospital-. Me salvaste. Cásate conmigo. Déjame pasar el resto de mi vida compen

el frío, la decisión de una fracción de segundo que había cambiado mi vida para siempre. ¿Cómo podría no hacerlo

Kael no atesoraba el recuerdo; lo esgrimía. Era su carta p

e, Bárbara, pero se exacerba con el estrés. La angustia emocional extrema

n terremoto, los cimientos agrietándose bajo mis pies. Presioné la palma de mi mano contra mi esternón, tratando de mantenerme físicamente entera, de rep

l brilló en la pantalla. Dejé que sonara cuatro vec

ue

. Oye, las cosas se alargaron en la oficina. Vamos a llevar a un cliente

laro. Su nomb

abismo de todo lo

ra me costó más esfuerzo

es tod

l. Ok. D

ente sorprendido por mi falta de protesta.

or. No me esperes despierta. Llevaba cinco años esperándolo despierta. Esperando que me v

el edredón blanco impecable un crudo recordatorio de la boda que ahora era una mentira. Alrededor

nsación de pavor retorciéndose en mi estóm

irmemente alrededor de la cintura de Ana Pau. Ella estaba pegada a su costado, su cabeza descansando en su hombro, sus ojos entrecerrados en una mirada borracha y de adoración.

ntarios los que real

an perfect

su Reina! ¡

pensaban que se casarían. Hay cosas qu

na chica llamada Lorena. "@KaelCardenas Güey,

erando. La respuesta de Kae

bien. Y si no, pues n

lación, mi propia existencia era solo un inconvenien

ejé mi teléfono, boca abajo en la mesita de noche. No dejaría que me viera desmoronarme. Ya no

a de seguimiento con el Dr. Sáenz. La lluvia caí

-preguntó amablemente la enferm

on una sonrisa que no llegó

chamarra, pero el frío se me metió hasta los huesos. Mientras esperaba que cambia

del copiloto, un gesto de caballerosidad que había abandonado hacía mucho tiempo conmigo. Y colgado de su brazo, pr

alen

odía molestarse en llevar a casa él mismo el vestido de un millón de peso

los charcos. Para cuando entré a trompicones por nuestra p

pués, sacudiéndose unas gotas de agua de

¿qué te pasó? Pare

asa -dije,

ió el

se abrieron en un breve y fugaz momento de

do ayer por la mañana. Y el día anterior. L

te en molestia-. ¿Cómo te fue? ¿Finalmente te dieron d

mi lucha continua, todo

os claros y firmes por primera ve

ervio óptico es permanente. Siempre habrá riesgo

un momento. Luego soltó u

nunca va a terminar. Siempre vas a tener es

re que creía conocer, el hombre que había salvad

empre es algo contigo, ¿no? Un dolor de cabeza, una mancha bor

n el cuello de su impecable camisa blanca. El tono e

n el cuello -dije, mi

ndo a su cuello en un re

eno-, que debería tener más cuidado con su vestido de u

e pálido a carme

siguiendo?

tó, avanzando hacia mí-. ¡Se le mu

murió el mes

tados por la desesperación de un hombre atrapado en una mentira-. Tú no entiendes, n

¿Y qué hay de tu responsabilidad conmigo? ¿Tu prometida? ¿La que caminó sola a casa bajo

-. ¡Eso fue un accidente!

nombre de Ana Pau brillaba en la pantalla. Contestó, su v

¿Qué pasa?

do y teatral sal

.. creo que me está dando

Ni siquie

. Se detuvo, con la mano en el pomo, y lanzó una

l amor de Dios, trata de no se

de él. El sonido resonó en el espacio silencios

ba que yo estaba

nte cinco años, no había estado ciega por un nerv

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