Mi boda, no contigo
ista de Bá
a en Cancún. Una broma cruel. Mi teléfono sonó precisamente a l
e Kael era tensa, con una ansiedad q
je, mi propia vo
ro, un débil s
aré un coche al mediod
-mentí, mirando mi r
gañadientes. Era el que había encontrado hacía meses, una compra secreta, un susur
laxon de un coche afuera. En el mismo
un torrente
or Dios, al
pe
pánico severo. Hiperventilando, todo el
en apuros, haciendo su ú
no una pregunta-. Tienes que ir al lugar sin mí. Llegaré tan pronto c
boda. Porque su amante tuvo un ataque
voz todavía increí
nico, sintió que algo andaba mal. Mi sumi
enojada? -pregunt
e le había dicho en meses-. No estoy eno
silencio atónito ant
n. Te ve
iva Bárbara había vuelto a salir al rescate. Probablemente pensaba que era el hombre más afortunado
nía n
ista de Ka
siado cerca. Ana Pau, bendita sea su dramática alma, había montado un verdadero espectáculo, pero un par de respiracion
ara no le importó? -había pr
nde -le había dicho, d
do. La boda perfecta en Cancún, una novia fel
amente decorado en la Zona Hotelera. El lugar se veía increíbl
staban allí, deambulando torpemente. Pero las filas y filas de sillas d
i un solo invitado. Ni sus padres, ni su her
esconocido, se deslizó p
vié una docena de veces. Las invitaciones se enviaron.
teléfono, mi pulgar picoteando su foto de
nuevo. Bu
Otra vez
, su rostro una máscara de preocupación-. ¿D
ión vacía, mirando el reloj en la pared. Habían pasa
mi mano sonó. E
undó, tan poten
s y de pánico derramándose-. ¿Dónde diablos estás? ¿Se te olvi
nquila y clara como una mañana de i
. Y campanas. Campanas de iglesia. Y
quí, Kae
a el viento de una playa de Cancún. Er
n Valle