El Hijo del CEO
ró a informarle a Andrea dada
geramente el vino mientras lo contemplaba
sperando -a
do el abrigo colgado en el perchero de la entrada-. Tampoco creo que
ndo los ojos en el sobre h
como para que mi hijo no d
e hasta el momento había s
os caminando hacia el inmenso cristal que daba vista a la
hijo hacia el extranjero, normalmente Alejandro le comunicaba todos sus vi
o tiempo a avisarme -resaltó la suegra con sufi
o de piedras francesas, y
marcó el teléfo
s fuera del hospital familiar, ella era la primera en la familia en enterarse de todo, así que
de las llaves del departamento matrimonial a su suegra, ella podía entra
sobre qué hasta el momento era la
parado algo para comer, se acomodó en la cama con su ordenador con el propósito de rev
o la despertó. Levantó la cabeza sutilmente, observando como un
e súbito sentándose al borde de la cama, un do
sus manos a su cabeza cerra
la voz de Alejandro saliendo del cuarto de baño con el teléfono a la oreja, recién
e hagan bien su trabajo -volvió hablar el castaño-. ¡ No me interesa si tienen tiempo o no par
miento era como si cada gesto estuviera meticulosamente calculado, y ese había sido uno de los motivos por lo cual
no paraba de observarle con detenimiento, era como si ese fuese su ún
on en su esposa que permanecía interesada en él mir
ayer en la tarde
omo se le revol
o y fui a una consulta de rutina con el
a sus asuntos en el vestidor-. Sabes que e
remetió-. Seguro que fue ella quien se encargó de avisarle
a puerta de roble
Vanesa -enfatizó con rudeza-. Y no fue ella qu
r una visita al doc
reta Vanesa. Parece que lla
tacó Vanesa desviando la vista-. Ni siquiera
utina, no? -le restó import
ear mientras se acomodaba la
le avisó-. No te aparezcas por ahí, no qui
le una mirada de
ación después de haber qued
situación en la que ella siempre hací