Renacido de las cenizas, encontró un amor
Pero él alcanzó un nuevo nivel de crueldad cuando tiró las cenizas de mi mamá a la basura y conspiró para que mi vestido de novia se deshiciera sobre mi cuerpo en pleno altar.
ítu
ista de Ca
losión, sino con el suave golpe de una
runciendo el ceño al ver la etiqueta de envío. La dirección era la mía, el departamento que compartía
o del conductor, toda ángulos afilados y perfume caro. Era la inversionista potencial más importante de Carlos, una capitalis
a-. Es mía. Qué tonta, debí haber puesto la dirección equivocada. Carlos me ha estado ayudando a
sonrisa que se sent
problema
nteracción se sintió... extraña. Era una sensación que había tenido m
punto de asegurar el financiamiento que salvaría s
ificación de nuestra cuenta bancaria conjunta. Mi cora
iudad de México - $9,500.00 MXN. Compra
ando cada centavo para la boda y para el negocio de Carlos
que tenía acceso a es
ente se rompió. No fue una ruptura ruidosa y violenta, sin
ve en el encendido del coche. El trayecto al St. Regis fue un borrón de lu
irme, una proeza de actuación que
itación de mi prometido. Carlos Wolf.
n con expresión aburrida,
8. -Deslizó una tarjeta sobre el pul
nizante. Para cuando llegué al piso doce, mis palmas estaban resbaladizas de sudor. El p
sité la
mujer, seguida de la risa más profunda de Carlos. Los sonidos era
Carlos, espesa con un tono que no había usa
e Francia era inconfundi
te había estado en mi puerta hacía una hora. La mujer a la que Car
Retrocedí tambaleándome de la puerta, presionan
os y vi su historial de búsqueda. "Mujeres mayores poderosas". "Fetiche con maduras". En ese momento, lo había desc
goteando una crueldad casual que de
... conveniente. Leal, como un perrito. E
izado en mi dedo hacía ocho meses en una neblina de promesas y futuros susurrados. Ocho años. Le había dado ocho años de mi vida. Había archivado una prestigi
écnico menor. Los fines de semana que había pasado en su hacienda, "haciendo contactos". La vez que ca
e fiebre una vez porque el nuevo sistema de
de compromiso. Estaba apretado, aferrándose a mi dedo com
tación en mi mano. El nombre en la pantalla hizo que mi corazón doliera con u
e que no estabas interesada, pero el desarrollador principal del proyecto Quimera acaba de renunciar. La beca
Apoyé la frente en la madera fría de la puerta de la habita
. Sí, Arturo. La acepto. Siento m
a invertido tanto en mí, creído en mi talento. Y yo lo había tirado todo por un hombre que me consideraba un perrito conveni
alpable-. Pero conoces los términos. Es un compromiso de cinco años. Alta seguridad, com
ción de calma instalándose sobre l
rta, de la vida que había construido, del hombre que había amado. No corrí. Caminé, cada paso deliberado,
chera. Él ya estaba allí. El coche de Carlos estaba e
uficiencia en su rostro que rápidamente se tr
unta salió a garras de mi g
maste, Carlos? ¿N
canto se desvaneció, reemplaz
Camila? No empieces con tus dram
sonido roto y feo-.
ncipal se abrió más y Francia entró
do bien?
cambió. Se suavizó, su atención
a. Camila solo está
protector que hizo que mi última pizca
era, prometiendo encargarse de mí. Cuando él se fue, ella se volvió hacia mí,
der cuál es tu
era d
cupes, tía.
me dejó sin aliento, levantó la mano y se abofeteó su propia
la mejilla roja de Francia, las lágrimas asomando en s
cia mí. Me agarró la muñeca, su agarre como